Reportaje gastronómico en Madrid: Yakitoro

Un espacio muy acogedor a la vez que moderno, con largas mesas en un espacio no muy amplio, con una barra de cocina destilando limpieza y espectáculo en el medio del restaurante y un nombre que ya anuncia calidad a sus espaldas, Alberto Chicote, nos encontramos la fusión gastronómica japonesa-mediterránea de Madrid con dos locales: uno en el paseo de la Castellana y otro en la calle Reina.

Una opción gastronómica para sorprenderse y redescubrir sabores muy especiales, con un toque de novedad y una presentación que os van a conquistar. Os recomendamos pedir mesa aunque puede que tengáis suerte al acudir, ya que en los primeros servicios de comidas o cenas puede ser más sencillo conseguir una mesa.

En todas las mesas cuentan con cubiteras muy originales para contar con el hielo como compañero y no dejar que se enfríen nuestras bebidas, además de unos originales cubos donde guardar nuestras pertenencias.

La atención también es correcta y amable, siempre dispuestos a darte recomendaciones o explicarte todo lo que necesites. En cuanto a limpieza y rapidez, tenemos unos originales servicios siempre limpios y los platos tardaron muy poco en llegar a la mesa.

En mi visita me aventuré con unos Dados de berenjenas en tempura con miso rojo y pimentón de la sección de la tierra, un plato muy sabroso y que aunque las brochetas puedan parecer ligeras, terminan dejando muy buen sabor de boca y el justo y necesario para quedar satisfecho.

Continué con un Tataki de atún con ajoblanco, sin duda uno de los platos estrella de la carta y que aunque resulta más elevado el precio respecto a las otras brochetas, sin duda merece lo que cuesta. El único pero, es que se acaba muy rápido, pero el condimento y la calidad del atún os van a conquistar.

Mi última brocheta fue un clásico en nuestra cocina de toda la vida, el Tuétano de ternera asado y caramelizado con lascas de atún seco. La presentación ya os va a entrar por el ojo y luego simplemente es delicioso, aunque como se sabe el tuétano no es para llenarse ni mucho menos, es muy buena ración y será de lo mejor que probéis en el restaurante.

Finalicé con una recomendación, una tarta de queso que me dijeron que no habría probado otra igual y la verdad que no se equivocaban. Si tenéis suerte y está este fuera de carta, no lo dejéis escapar.

Hasta aquí mi visita, sin duda volveré muy pronto.

Esther Soledad Esteban Castillo, Madrid

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