
Con motivo del lanzamiento de Aaztiyen y de los últimos proyectos de Pello Reparaz, incluyendo su colaboración junto a Fillas de Cassandra en el tema Anguleele, he podido reunirme con el artista para hablar sobre esta nueva etapa creativa y acercarnos a su universo musical y personal. En esta conversación, Pello comparte el proceso íntimo y reflexivo que dio forma a este trabajo, repasa su trayectoria, su visión sobre la industria y la enseñanza, y nos abre la puerta a sus recuerdos, referentes y próximos retos. A continuación, la entrevista completa:
1. ¿Cómo has vivido el proceso de “Aaztiyen” de forma personal y musical?
El proceso de creación de Aaztiyen fue un trabajo de reflexión y experimentación. Yo me puse a componer un disco conceptual sobre las emociones y cuando empecé a trabajar sobre ellas, a reflexionar y a leer sobre las propias emociones, me di cuenta de que son un constructo del ser humano y que la base que yo había planteado para componer mi disco no era lo suficientemente estable.
Entonces, empecé a ponerlas en duda y en vez de comenzar a componer otro disco diferente sobre otro tema, decidí utilizar esto como un ejercicio: crear un disco que fuera un ejercicio de escepticismo que pusiera en duda las emociones, pero también cualquier otro tipo de constructo generado por el ser humano.
2. ¿Cómo crees que sería para ti escuchar este trabajo como oyente?
Como oyente me gustaría escuchar Aaztiyen con cascos para que fuera una experiencia inmersiva y con ganas de descubrir un universo y el detalle de un lugar que no conozco. En este caso lo conozco porque soy yo quien lo ha compuesto, pero al ser un disco que da mucho detalle de mi entorno, mi vida y de los lugares y personas junto a las que vivo, el detalle es muy importante.
Sin duda lo escucharía abierto y con ganas de descubrir el detalle de un mundo nuevo.
3. ¿Cómo sientes defender toda tu música en euskera y cómo ha sido el camino?
Lo hago de una forma muy natural, el hecho de cantar todo en euskera porque siento que en un mundo cada vez más globalizado el euskera es una herramienta para diferenciarme también de cientos de miles y millones de proyectos de música que pueda haber a lo largo del mundo.
Canto en un idioma que solo conocen unas 700.000 personas y esto es un factor diferenciador muy importante y los artistas buscamos factores diferenciadores. En este caso ha sido fácil, natural y bonito también.

4. Llevas dedicándote a la música toda la vida, ¿cómo me dirías que ha cambiado tu visión de la industria a lo largo de los años?
Llevo toda la vida dedicándome a la música y no es que mi visión sobre la industria haya cambiado, creo que ahora tengo una visión y un mapa de lo que es la industria musical y antes no. Empecé con 12 o 13 años y en aquella época era prueba-error, sin estudios sobre la propia industria y sin nadie que te explique cómo va todo; vas aprendiendo a prueba y error.
Gracias a todos los errores que he cometido durante todos estos años creo que ahora conozco la industria de la música. Yo ya nací en una época en que la piratería reinaba y no se vendían discos, entonces tampoco siento que haya habido un cambio enorme. Sí ha habido un cambio en mi carrera, evidentemente, y ha sido todo un proceso de profesionalización.
Ha sido un recorrido que no ha sido fácil pero sí bonito, con sus pros y sus contras, con las cosas que me gustan de la propia industria y con las que no me gustan de ella.

5. ¿Cómo te sentiste en la enseñanza musical y cómo fue la experiencia para ti?
Me dediqué a ser profesor de música durante unos años, pero ya son muchos los que me dedico exclusivamente a crear música y a tocarla.
La enseñanza es algo vital. Creo que la he echado mucho de menos. Tiene un valor incalculable en esta sociedad el tema de la enseñanza y de los profesores que se dejan la vida en ello, la ilusión y la militancia casi.
Me siento un poco en deuda con los que siguen con esa labor que yo abandoné en su día.
6. ¿Algún recuerdo en especial de Vendetta o algo que eches de menos de aquella etapa?
De la época de Vendetta echo de menos no pensarme tanto las cosas. Tenía otra edad, sentía quizá menos responsabilidad en algunos ámbitos, algunas áreas de mi actividad.
Era más sencillo convivir con lo que es intentar llevar a cabo una carrera musical. Fueron tiempos muy bellos, pero ahora he crecido y he aprendido, tengo las ideas más claras y eso me ayuda en algunos aspectos pero en otros me hace ejercer más presión sobre mí mismo.
7. ¿Alguna fecha memorable de concierto, bien tuyo o de otro artista, que recuerdes en especial? ¿Cómo nos describirías tu directo?
Para mí fue muy bonito tocar en mi propio festival por primera vez. Es un concierto que siempre guardaré con muchísimo cariño en lo más hondo de mi ser.
Como público tengo un muy buen recuerdo del concierto de Stromae que vi este año en Múnich y también de Macklemore, que vi en el mismo festival y me sorprendió muchísimo su carisma; fue un concierto precioso. También, por rememorar otro, uno que vi hace 20 años en mi pueblo, en Arbizu, un concierto de E.H. Sukarra.
Aquello fue increíble, me marcó y creo que hoy en día me dedico a la música también en parte gracias a aquel concierto.
Sobre el directo de Z, intentamos que sea una experiencia: que la persona que viene a vernos cambie un poquito, que no sea exactamente la misma antes del concierto que después. Esa es nuestra premisa principal.

8. ¿Qué referentes han ido formando parte de tu banda sonora?
Creo que podemos dividir en cuatro fases mi vida. La primera fue escuchar Pink Floyd, Simon & Garfunkel, todo lo que mi padre escuchaba cuando yo era un crío.
La segunda fase fue cuando empecé a escuchar música que yo quería escuchar y mi padre no: La Polla Records, Cicatriz, Eskorbuto, todo aquello.
Después vino una época en la que yo, como trombonista, decidí interesarme por el ska de segunda ola británico: Specials, Selector, Madness…
Y la cuarta fase es en la que me encuentro ahora, una fase de apertura total. Escucho todo tipo de música y la electrónica ha entrado muy fuerte en mi vida, que es lo que hago hoy en día. Esas cuatro fases son importantes.
En esta última fase, Glass Animals, Moderat y Stromae son influencias que tengo que mencionar.
9. ¿Cómo has vivido la colaboración junto a Fillas de Cassandra y qué puedes contarnos de la experiencia?
Colaborar con Fillas de Cassandra ha sido un auténtico lujo.
No las conocía personalmente, pero eso no me impidió hacerles la propuesta de que participaran en mi disco porque Aaztiyen trabaja el escepticismo. Aquí se enmarca también la tradición: pone en duda la propia tradición, pero juega con ella, la manosea, por decirlo de alguna forma, y creo que Fillas de Cassandra tienen mucho que decir en esto.
Actualizan cierta tradición y lo hacen a su manera. Era una voz muy necesaria en este disco y creo que me han dado la vida, no solo en el disco, porque aparte he tenido una conexión personal y artística increíble con ellas. Espero que esto dé para largo.
Ahora mismo estoy entrando en un avión, volando a Vigo para acompañarlas en el concierto que tienen hoy, así que esta colaboración está teniendo una influencia clara en mi vida.
Un auténtico lujo y agradecido eternamente a Fillas de Cassandra.
10. ¿Futuros sueños o retos pendientes?
Con este último disco, con Aaztiyen, he conseguido componer un disco que solo se podía haber compuesto en Arbizu, en mi pueblo. Es algo muy importante para mí. He querido hacer algo único, he trabajado mucho el detalle, intentando definir y plasmar lo mejor posible un universo tan especial como el que vivo yo.
Creo que ahora el reto es llevar aún más allá esto: llevar al extremo la búsqueda de la construcción de un álbum, de un universo sonoro y de un imaginario visual aún más único, si cabe.
Esther Soledad Esteban Castillo

