Editorial Planeta reedita “Poemas de lo Irremediable” de Antonio Gala

Antonio Gala dejó escritos, a lo largo de los años, unos poemas que ahora ven la luz a modo de homenaje póstumo a los grandes temas que siempre tuvo presentes en su literatura: el amor, el cuerpo, el placer y la muerte.

Un gran libro de poesía inédita de Antonio Gala

(1947 – 1952)

Edición de Luis Cárdenas García y Pedro J. Plaza González 

por iniciativa de la Fundación Antonio Gala

Un libro imprescindible que nos descubre al poeta joven, lleno de espiritualidad, germen del gran autor cuyo legado permanecerá para siempre.

«Al poeta le daña un doble dolor: sentir lo que expresa y expresar lo que siente. Y no poder expresarlo sería lo peor, Dios mío, porque quedar con toda la amargura dentro sería como una triple muerte»

La recopilación incluida en este ejemplar es de gran valor dentro del universo creador galiano, dado que reúne y ofrece, por primera vez desde el año 2005 —nos referimos, por supuesto, a la publicación de El poema de Tobías desangelado— un conjunto de textos líricos, en su mayoría totalmente inéditos, muy amplio, rico y diverso firmado por el autoproclamado poeta. 

Tal y como anuncia el periodo temporal acotado por el subtítulo, el poema más antiguo que hemos logrado rastrear en el desarrollo de nuestras pesquisas ecdóticas, una «Cantiga» dedicada a Fernando G. Aparicio, data del día 16 de julio de 1947, cuando Antonio Gala contaba solamente dieciséis años. 

Antonio Gala fue, a lo largo de toda su vida, un viajero apasionado, recorriendo vastamente tanto España como Europa, África, Asia y América. Curiosamente, siempre llevaba consigo algún cuaderno, o, al menos, algún trozo de papel para poder recoger sus impresiones y sus recuerdos de cada aventura en forma de poesía. En el peor de los casos, utilizaba cualquier soporte que tuviese a mano —servilletas, posavasos, revistas, algún cartón, billetes de distintos transportes…— para escribir. Y en estos Poemas de lo irremediable, en efecto, hay varios ejemplos muy interesantes de esta práctica, y así se reproducen en esta edición.

En palabras del académico y escritor Pere Gimferrer

«Entre 1947 y 1952, el joven poeta Antonio Gala se caracterizaba por su unicidad. Hay mucha lectura de clásicos y modernos presentida en esos versos, de indeclinable aplomo y seguridad expresiva; pero la voz es solo suya. No recordaré, ya que los lectores de poesía los conocen bien, los nombres de los poetas españoles que por aquellos años publicaban; pero aunque a veces los asuntos tratados (en poesía no hay tantos) lo eran también por otros, el asunto poético no hace el poema, pues lo hacen solo las palabras y los versos. Y, ante el verso (como ante la imagen), Antonio Gala se conduce con una libertad y emoción y también con una inventiva, peculiarísimas, que entonces solo mostraba, en otro metal de voz, Dámaso Alonso; pero leer Poemas de lo irremediable no es, desde luego, una experiencia parecida a la de leer Oscura noticia Hijos de la ira; ante todo, por una vivacísima presencia de lo andaluz, a un tiempo popular y culto; ni desiste del Barroco ni de lo moderno y puede hacernos pensar tanto en la copla como en la imaginería gongorina (es decir, tanto en Augusto Ferrán —«Si no es andaluz, merecería serlo», dijo de este madrileño J. R. J.— como en los dos hermanos Machado y en la música de los versos respectivos).

Hay casi únicamente dos temas dominantes en la mayor parte de esta poesía: Dios y el amor. No son los únicos, pero, con gran diferencia, sí los que más aparecen en este relato de una identidad cercada por su pasión, a la vez endógena y exógena. 

El Gala chispeante que entreví en Barcelona, en Madrid o en su fundación cordobesa sabía ser a la vez lúdico y grave, del mismo modo que el autor teatral, el narrador, el ensayista a veces epigramático y aforístico no se conciben bien sin la existencia previa del poeta.»

Antonio Gala nació en 1930 y falleció en Córdoba en 2023. Se licenció en Derecho, Filosofía y Letras y Ciencias Políticas y Económicas, y desde 1963 se dedicó exclusivamente a la literatura.
Cultivó todos los géneros: la poesía (Enemigo íntimo —accésit del Premio Adonáis—, Sonetos de La ZubiaTestamento andaluzPoemas de amorEl poema de Tobías desangelado); el relato (El corazón tardío); el ensayo; el guion televisivo (Si las piedras hablaranPaisaje con figuras); el periodismo (en los últimos años en El País y El Mundo); la conferencia, etc. 

En el teatro ha tenido gran resonancia internacional: Los verdes campos del Edén (1963), Premio Nacional Calderón de la Barca; Los buenos días perdidos (1972), Premio Nacional de Literatura; Anillos para una dama (1973); Las cítaras colgadas de los árboles (1974); ¿Por qué corres, Ulises? (1975); Petra Regalada (1980); Carmen Carmen, musical estrenado en 1988, etc. 

Asimismo, se le deben también el libreto de la ópera Cristóbal Colón y adaptaciones teatrales de Claudel, Albee y O’Casey. 

Sus obras han sido traducidas a las lenguas más importantes. Charlas con TroyloDedicado a TobíasLa soledad sonoraCuaderno de la Dama de OtoñoA quien conmigo vaTronerasCarta a los herederos y La casa sosegada son recopilaciones de artículos. Ahora hablaré de mí es su libro más íntimo, en el que el autor reconstruye sus recuerdos. 

Con El manuscrito carmesí obtuvo el Premio Planeta en 1990, a la que siguieron, con gran éxito, las novelas La pasión turcaMás allá del jardínLa regla de tresLas afueras de DiosEl imposible olvido y relatos de amor bajo el título Los invitados al jardín y El dueño de la herida.

Poemas de lo irremediable es un homenaje póstumo a los grandes temas que el autor siempre tuvo presentes en su literatura: el amor, el cuerpo, el placer y la muerte.

Esther Soledad Esteban Castillo

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