Entrevista a OBK por “De Corazón”

obk-de-corazón

OBK lanza su nuevo trabajo, De corazón, dispuesto a emocionarnos con el que quizá sea el disco más romántico de su carrera. Jordi Sánchez visitó Madrid para promocionar este lanzamiento y me reuní con él para conversar sobre el proceso de composición, su manera de trabajar y su mirada sobre la música. Si queréis averiguar lo que dicen su corazón y estas canciones, no dejéis de leer.

–Enhorabuena por este nuevo lanzamiento; en estos tiempos es un logro seguir innovando y publicando nuevos trabajos.

De eso se trata: sobre todo, de que yo mismo tenga ganas e ilusión por hacer cosas nuevas, por trabajar. De corazón para mí es, de alguna manera, un disco nuevo; he puesto mucho trabajo, esfuerzo y, sí, también sufrimiento. Pero eso forma parte de mí: los dolores de cabeza, afrontar retos… Ahora que puedo compartirlo con todos vosotros, me alegra mucho que esté gustando.

–El sufrimiento y los nervios ya son inevitables…

Hablo por mí: quiero hacer las cosas lo mejor posible. Soy sufridor y muy observador, de los que chequean todo mil veces, porque las cosas llevan tu nombre y quiero sentirme orgulloso. Nada es perfecto, pero sí quiero mirar atrás y pensar que estaba bien hecho, al menos desde mi criterio.

–¿Has aprendido algo de ti mismo con este nuevo trabajo?

Siempre he sufrido con todos los discos (risas). Soy muy Virgo —tenemos fama de detallistas— y, aunque tengo mucho sentido del humor y parezco dejado, en el trabajo soy meticuloso: con las canciones y con todo lo que las rodea. Dentro de mis posibilidades, soy detallista hasta las últimas consecuencias. Todo habla de mí y, aunque trabajes con más gente, para el público el responsable eres tú. Esa responsabilidad la acepto con gusto, pero la “sufro” para que todo el equipo hable el mismo idioma. Ese sufrimiento, en el fondo, me encanta y me da la vida.

–Es como un parto, la verdad.

Totalmente. Y a los hijos se les quiere con locura. Todo el cariño que le pones a un trabajo quieres que vuelva del público: comprando el disco, asistiendo a los conciertos, haciéndoos entrevistas a las doce de la mañana… (risas).

–Además, hablamos de canciones de amor: de él se habla toda la vida, pero siempre hay cosas que contar…

Sí. Hay un tema inédito que se llama Perdimos la batalla, que es de los que más están gustando. Es “marca de la casa” y dice mucho de cómo soy componiendo y escribiendo. Es el disco más romántico de la carrera de OBK: hay que escucharlo y sentirlo. Para mí es complicado hablar de mis discos: me gusta crear y dejarme llevar; la magia es no saber qué te va a aportar eso que aún no existe y que, de repente, conecte con la gente.

–¿Tienes algún lugar especial —o estado— para componer?

En casa tengo un pequeño estudio: ahí empiezo a pensar y a desarrollar los proyectos, me hago borradores y experimentos para ver por dónde van a ir los tiros. Luego tengo la suerte de ir a estudios grandes, juntarme con el equipo y compartir ideas, y ahí hacer crecer el disco. También me gusta estar con el piano en casa, empezar a sentir cosas y después sumar la electrónica, la batería… Ahí no sufres nada; el disfrute es total. El “sufrimiento” llega cuando ya tienes algo que te gusta y no quieres que se pierda en el proceso de convertirlo en una canción para compartir: entonces cuidas todo, y soy muy obsesivo con las letras, ecualizaciones, producción…

–¿Ha quedado alguna canción fuera que te gustase especialmente?

Me hubiese gustado incluir Aunque duermas junto a mí, pero la versión original era muy difícil de adaptar y, por tiempo, hemos trabajado más de diecisiete canciones: no cabía todo. Le tengo mucho cariño.

–¿Cuál sería la más personal y cuál la más enérgica para ti?

Son mis niños… es complicado. Como compositor, Falsa moral es de las que más orgulloso me hacen sentir —por letra y por música—. De qué me sirve llorar es de las más bonitas de nuestra historia, y La princesa de mis sueños, con la distancia, veo que, aunque la hice de adolescente, habla de un sentimiento tan universal que siempre gustará. En este disco, por ejemplo, Perdimos la batalla la están valorando mucho y me hace feliz que un tema tan duro se reciba y entienda así.

–¿Qué ciudades te gustaría visitar en esta gira?

No depende solo de mí: falta sonar en radio, cuesta salir en televisión y, sin esas plataformas, es difícil. Con lo que tenemos hacemos lo que podemos y pienso a corto plazo, siendo realista. Me gustaría hacer mucho más, porque no me importa trabajar; estoy feliz y orgulloso del disco. Quien se acerque verá que sigo aquí, dando lo mejor de mí, con un sonido reconocible y con la cabeza en su sitio. Paso a paso, cuidando la carrera de OBK y, veinticuatro años después, cumpliendo el sueño. Los conciertos que vengan, bienvenidos sean, donde sean.

–¿Cómo sería para ti el concierto perfecto?

La perfección no existe. Hay conciertos muy bonitos y momentos inolvidables; imagina con veinticuatro años de carrera… Y los que vendrán, como el del 28 de noviembre en Hospitalet, en un festival de electrónica: tengo muchas ganas… y también ese “miedo” bonito.

–¿A qué película le hubieses puesto banda sonora?

Tiburón es la película de mi vida desde joven: me impactó. Es maravillosa: aventuras, thriller, golpes de terror; soy fan de Spielberg y de la música de John Williams. Y me encanta el cine español: recomiendo A cambio de nada, la vi hace poco y me gustó mucho.

–¿Y tu banda sonora cuál sería?

OBK (risas). Y, por supuesto, Depeche Mode; grupos electrónicos y artistas que no tienen por qué ser electrónicos. Mecano como referencia nacional… Sigo escuchando todo tipo de música y estilos: hay canciones que te llenan y te emocionan.

–Cuando nos volvamos a encontrar, ¿qué te gustaría que hubiese pasado?

Que todo vaya bien para todos: que tú seas feliz y yo también; que la vida nos sonría, que estemos contentos y que sigamos hablando de OBK.

Esther Soledad Esteban Castillo, Madrid

Deja un comentario