
Molina Molina: “Sería divertido” (y muy en serio)
Molina Molina es una de mis recomendaciones musicales del momento: mezcla corazón, musicalidad y una distinción que no abunda. Con “Sería divertido” abre paso a un disco inminente que promete diferencia y razones de peso para apostar por él.
Hace unos días hablé con el granadino para conocer mejor su proceso creativo, su visión de la música y lo que viene.
Sus creaciones y su visión musical

Sobre el nacimiento de “Sería divertido” y del resto de sus canciones, confiesa que no tiene una única forma de componer. A veces escucha la canción en su cabeza y la reproduce del tirón cuando llega la inspiración; puede ocurrirle cuatro veces en un día o no pasar en mucho tiempo. “Por eso —admite— me da miedo que no vuelva a pasar durante un tiempo, y ahora estoy intentando aprender a componer directamente con la guitarra”.
Del videoclip —protagonizado por la inocencia de una niña, mucho color y cámara lenta— destaca que está al servicio de la canción: “Funciona porque potencia el tema. Si vieses el plano secuencia solo, no sería lo mismo”. Para él, el vídeo debe sumar, no eclipsar.
La música y los dioses musicales
Se confiesa cansado de los videoclips que quieren contar una gran historia en tres minutos: “O tienes un gran presupuesto o es un quiero y no puedo. Muchas veces lo difícil es hacer sencillo lo complicado; si sale bien, llega directo”. Su objetivo es escribir canciones efectivas: “La música no va de complicarse ni de demostrar virtuosismo, va de emocionar y transmitir. Cuanto más simple y más claro, mejor”.
Y sobre el ego, sentencia: “No hay que ser un genio atormentado ni autoproclamarse genio. El guapo es al que se lo dicen. Ego, el justo. Genio… Paul McCartney”.
Un poco más de sí mismo
El disco lo ha grabado en su estudio casero, trabajando a distancia con su productor Álex (mezclas para Miguel Bosé, Alejandro Sanz…), con las ideas claras y sin prisas ni presiones.
Referencias: The Beatles y McCartney como base; en su formación, Nirvana y Radiohead. Entre los redescubrimientos, aplaude el riesgo del regreso de Blur.
Como concierto especial recuerda Moby Dick con una antigua banda, la sala a reventar y cero fallos técnicos. Le encantaría tocar en La Lata de Bombillas (Zaragoza) y habría dado lo que fuera por ver a Elvis o a The Beatles.

Su concierto perfecto es cuando el público vive el show: “No es cuestión de botar; es meterse en el universo. Yo cierro los ojos y me voy dentro de la canción. Si el público empatiza, ya es perfecto; da igual que haya cinco o trescientos”.
Películas a las que le habría puesto banda sonora: Terciopelo azul, Mulholland Drive y la serie Twin Peaks. Su día perfecto: promoción todo el día y concierto por la noche.
Lo peor del oficio: cuando el esfuerzo no recibe recompensa y el desprestigio que aún pesa. Lo mejor: “Esa persona que te dice al final que una canción le ha llegado”.
Recomendaciones
- Libro: El arte de la guerra.
- Película: Mulholland Drive.
- Canción: “Stand Inside Your Love” – The Smashing Pumpkins.
- Comida: Pollo al curry con manzana y piña; arroz con pasas y nueces.
- Tres imprescindibles: Su hijo y su familia, la música y el agua.
“Me gustaría que la gente le diera una oportunidad a Molina Molina. No es nada nuevo, pero está cocinado de otra forma… y el directo también”.
