Entrevista a Correos por ‘Seres’

Correos: “La música no tiene reglas; cada canción es un ser”

Correos - portada entrevista

Correos vuelven al ruedo con Seres, su tercer disco, una apuesta más libre, heterogénea y valiente que sus trabajos anteriores. En plena gira de salas y festivales, charlamos con la banda sobre el origen del álbum, su “modus operandi” y ese directo en el que —dicen entre risas— “a veces hasta hay música”.

La llegada de Seres

—¿Cómo nació Seres y cómo llegasteis al tracklist final?
En el local, como siempre: ideas, maquetas, probar, pulir… y muchas discusiones. Al final se quedaron 12 temas tras un proceso que, entre demos y producción, ha sido de año y pico. Fermín lleva la producción y letras, y en lo musical cada uno tiene carta blanca en su parcela. Eso agiliza: si todos empujamos a una, salen menos canas (o eso intentamos).

—¿Qué os pedía el cuerpo en este tercer disco?
Libertad. Venimos de un trabajo más monocromático; aquí hay colores y matices. Hemos perdido complejos: si una canción pide un solo “western” y termina en final disco, se hace. Cada tema es un ser con su lógica; nos importa más la canción que el “estilo”.

—¿Ha cambiado vuestro sonido… o habéis cambiado vosotros?
Ambas. Muchos músicos viven con complejo de Peter Pan y repiten la fórmula de los 20. Nosotros evolucionamos porque, si no investigamos, nos aburrimos. La música no tiene reglas: caben texturas, ritmos tropicales, punk… Al principio te preguntas si se entenderá; luego te sueltas y lo haces. Hay temas que no son el favorito de todos, pero no nos autocensuramos.

—Canciones especialmente personales ahora mismo
Como el verano”, “La voz”, “Todo el mundo necesita un corazón” —única en nuestra historia— y “Jóvenes”, por lo que dice y lo que pretende decir.

Correos en directo

Correos en las salas

—¿Qué tal el directo de esta gira?
Somos de la opinión de que mejoramos en directo. Trabajamos los discos de una manera y los conciertos de otra: energía, festival y conexión. En festivales, por tiempo, entra mucho material nuevo y algún clásico. El SanSan y el MBC ya cayeron; volver al Sonorama nos hace mucha ilusión: la Plaza del Trigo del año pasado fue sublime y un trampolín. Javi apostó por nosotros y eso se nota.

—¿Cómo vivís el circuito de festivales desde dentro?
Nos encanta ir como artistas y como público. Da rabia ver más gente en el VIP que frente al escenario, pero seguimos creyendo en los festivales que apuestan por bandas nuevas y por las de aquí. Hay promotores que se dejan la piel por dar visibilidad.

—Vuestras redes suenan muy cercanas. ¿Las lleváis vosotros?
Sí. Sin community. Estamos para lo bueno, para lo malo y por si alguien quiere regalarnos un millón de euros (ríen). Queremos crecer poco a poco, con cuerpo y sin pararnos.

Desgranando los seres

—“El fin del mundo” y “Jóvenes”.
La del fin del mundo es un artefacto poético sobre redención y recomponerse. Si llega de verdad, nos pilla comiendo: que al menos nos coja en el postre. Si es rollo zombie, ya veremos… (Asier asegura que aprendería ganchillo y se suicidaría con una aguja, drama incluido).
Jóvenes” nace de esa última oportunidad de escribir como jóvenes. La juventud está en la cabeza: da igual tener 35, una hija y una hipoteca si te sigues yendo a tocar con tu banda. Queremos llegar lejos, pero disfrutando del camino: si sobrevives a 9 horas de furgoneta sin matar a nadie, ya vas bien.

—Promesas, diamantes y paciencia: ¿hay que seguir creyendo?
Sí, pero sin ser pardillos. Guarda tus diamantes, termina lo que empiezas, pon fechas, cúmplelas y no te fíes de las ilusiones falsas. Nadie regala nada: lo único seguro es el escenario… y el curro.

Correos - sesión

Planes (muy) humanos

—Vuestro plan perfecto (y vuestra carta).
Ducha y hamburguesas; un domingo con lunes festivo para consola y cero preocupaciones; un día libre con tu hija y tu pareja, sin teléfono. Y, ya que preguntas por la carta: hamburguesa, solomillo, albóndigas y un tiramisú o cualquier postre potentorro y grasiento. En la Plaza del Trigo rematamos con lechazo y morcilla.

—Objetivo inmediato.
Visitar todas las salas que nos dejen hacer ruido. Donde haya oídos, habrá Seres.

Esther Soledad Esteban Castillo, Madrid

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