Lodovica Comello, la estrella italiana que triunfa a nivel mundial, ha visitado Madrid en una parada promocional y muy pronto volverá con su concierto. Cercana y enérgica, desprende magia en cada palabra. Esta entrevista te acerca a su lado más personal.
—¿Qué recuerdas de la grabación de Mariposa?
Fue una aventura. Usamos un método muy particular: yo estaba en Buenos Aires con Violetta y mi productor en Italia. Grabábamos a 15.000 km de distancia: alquilaba un estudio y él, conectado por Skype, me dirigía. Coordinar horarios y diferencia horaria fue caótico y estresante… pero muy divertido. El resultado superó mis expectativas.

—¿Cuál es el tema más personal del disco? ¿Y el que más energía te da?
Mi “hijo” es “Ci vediamo quando è buio” (“Nos vemos cuando anochezca”). Lo compuse en Argentina, cuando más extrañaba a mi familia y amigos. Mi amiga Alba me decía: “La luna es la misma para todos”. Si yo la miraba desde Argentina, era la misma que miraban mis padres en Italia. Ese pensamiento me calmaba y me hacía sentir cerca de casa. De esa idea nació la canción, y sigue siendo mi favorita.
—Si pudieras ser una mariposa con total libertad, ¿adónde volarías?
¡De vacaciones! (risas). Llevo más de tres años sin parar. Me escaparía a un paraíso como la Polinesia.
—Tu paso por Violetta marcó a una generación. ¿Con qué recuerdo te quedas?
Con el grupo. Fueron tres años intensísimos; nos cambió la vida de golpe. Éramos una familia viajando por el mundo. Me llevo amigos para toda la vida.

—¿Cómo sería tu día perfecto?
En la cama (risas). Me encanta quedarme en casa: ver series y pelis, cocinar, escuchar música y escribir —cuentos, canciones—. Cuando tengo calma, la disfruto en soledad… ¡y en pijama, sin maquillar y con gafas!
—¿Qué canciones han puesto banda sonora a tu vida?
Muchas, pero una fue decisiva: “Lost for Words”, de Pink Floyd. Mi padre la ponía de pequeña; subía el volumen en el solo y lo escuchábamos juntos. Gracias a eso empecé a tocar la guitarra y no he dejado de estudiar.
—Empezaste muy pronto con la música. ¿Cómo ves tu camino ahora?
A los seis años empecé con guitarra clásica, luego eléctrica; más tarde composición, solfeo y danza. Hoy siento que entré en el camino correcto. Estoy orgullosa: me esforcé, hice muchos castings y audiciones y nunca bajé la cabeza. Lo logré con mis fuerzas.

—Separarte de Violetta fue una decisión valiente.
Sí. Fue difícil, pero tenía que escuchar a mi corazón: cantar, hacer mis cosas, crecer como Lodovica y dejar a Francesca a un lado. Tenía mucha música guardada y ganas de mostrarla.
—Un sueño cumplido y otro por cumplir (como pides en “Universo”).
Cumplido: vivir de mi pasión. Por cumplir: conocer a Bruce Springsteen… ¡y tocar con él!
—Recomiéndame un libro, una película y un disco.
Libro: Just Kids, de Patti Smith; hermoso e intenso.
Película: Amélie; sus colores, su atmósfera… y esa protagonista que no quiere crecer.
Disco: Momentum, de Jamie Cullum; un pianista excelente.
Esther Soledad Esteban Castillo


