ENTREVISTA A DEPARAMO
Deparamo estrena su “The Show”, una experiencia mágica con la que podréis revivir su mejor directo desde vuestra casa o desde donde más os apetezca.
Su show os llevará a momentos muy especiales de la mano de los mejores temas de todos los tiempos, mezclados para crear una montaña rusa sentimental en cada espectador y haceros vivir una experiencia musical totalmente distinta a las que habíais vivido hasta ahora.
Miguel Deparamo es un artista tanto musical como personalmente y, si queréis conocerle un poco más, esta entrevista os dejará curiosidades muy interesantes.
–Me gustaría comenzar hablando de tu nuevo lanzamiento “The Show”.
Estoy muy contento. He estado preparándolo mucho tiempo. Salió a la luz el 19 de diciembre en el concierto de Barcelona y, tras once meses de preparación, ya lo tenemos en nuestras manos.
–Además de que es un disco diferente al resto, hecho con la misma esencia de los directos.
Es un disco que he querido hacer también por petición de toda la gente que quería seguir escuchando la música que escuchaban en el show. Estuve pensando cómo podía hacerlo: primero pensé en grabarlo directamente del show, pero al final nos metimos en el estudio tema a tema, instrumento a instrumento, con el piano… Ha sido agotador porque ha sido muy lento; puedes grabar todos los temas con todos los instrumentos a la vez, grabarlo por pistas y luego masterizar cada instrumento, dejar el piano para el final —que es el que va encima—… pero el resultado es muy bueno.
–Además de que debe ser difícil adaptar el directo al estudio.
Exacto. Yo siempre digo que mi disco es el show, no que el show es el del disco. Si ponemos el huevo o la gallina, este sería mi orden. No significa que el disco no valga nada, pero lo supera el directo.
–Y el nombre no podría haber estado mejor escogido…
Por eso lo puse: para que se entienda el show, se ponga donde se ponga.
–¿Qué recuerdas más intensamente de la grabación?
Fue una maravilla. Estuvimos casi dos meses grabando poco a poco: primero las baterías, luego los violines, luego los vientos, voces… con mucha ilusión. También estaba mi niño revoloteando por allí: si abres el disco y quitas el CD, la foto que sale es suya.
–Debe ser algo muy emocionante poder hacer algo también más clásico.
Eso es. Al final, el conjunto hace que podamos escuchar lo mismo que en el show.
–Y Madrid es el lugar escogido para cerrar tu gira de 2014.
Ahora mismo sí. Con la Joy Eslava cerré la temporada en Madrid; para mí es un público enorme y es el único show de la gira que he decidido hacerlo de pie porque el público de Madrid es muy cañero y todo el mundo por redes sociales me lo decía y me lo pedía. Por eso la Joy Eslava es la elegida: desde el primer momento es para darlo todo.
–Además, tenemos tantos toques clásicos como de otros estilos…
En el show puedes escuchar todos los estilos musicales: desde pop, dance, jazz, house… y también todo tipo de tracks. Puedes escuchar más de 50 hits mezclados entre sí de todos los tiempos, sin que sepas cuál va a venir después; por eso el público está en continua alerta. De repente estás escuchando un tema de pop y el siguiente no tiene nada que ver con lo que pensabas que vendría, al igual que una emisora.
–Lo bueno es que, al contrario de lo que pasa en otros conciertos, aquí no te vas a aburrir nunca, yo creo.
Aparte, todos los temas escogidos —en mi opinión— son atemporales y nunca te vas a cansar. Los clásicos lo son por algo; los modernos llevan sonando bastante tiempo y tampoco cansan, mientras que los más actuales marcan un antes y un después aunque acaben de salir ahora mismo.
–Después de probar tantos estilos, ¿tienes alguno pendiente o prohibido?
Prohibido no, ni mucho menos: es lo que me pida a mí el cuerpo. Yo me centro, sobre todo, en un pop–dance–rock con muchos toquecitos de jazz en el piano. El show es muy animado, tanto el disco como el espectáculo; y en los momentos de parón son parones animados. Aunque estés en parón, por ejemplo “Yesterday” te pone la piel de gallina igual que el más activo. La gente me dice que se le hace muy corto, y eso que son hora y tres cuartos sin parar. Me tomo cuatro o cinco botellas de agua y red bulls antes de salir… Agota, pero es fantástico.
–Tras haber asistido a tantos conciertos como músico y como espectador, ¿cómo es para ti el concierto perfecto?
Para mí el concierto perfecto es tener a un público que haya venido a verte. No me importa tocar para mucha o poca gente. En el último concierto en Barcelona había 1.000 personas, pero en un acústico para cincuenta la sensación es la misma: que la gente esté entregada y desconecte de las puertas para afuera y los de dentro sean uno.
–¿Algún recuerdo que no puedas olvidar jamás de tus conciertos en algún lugar más multitudinario?
Por ejemplo, en Madrid estuve tocando para 18.000 personas y es muy diferente tocar en un estadio que en un teatro. Cuando tocas una melodía y la empiezan a cantar 15.000 personas, se te pone la piel de gallina y te tiemblan las manos. En Estados Unidos voy a tocar para 180.000 personas —una locura, como dos estadios de fútbol— en la apertura de año en Miami. Como recuerdo increíble: cuando presenté en el Auditorio de Barcelona el show y estaba lleno. No lo olvidaré.
–Los nervios deben de ser enormes.
Siempre estoy muy nervioso antes de salir a tocar, pero son buenos. Estoy muy nervioso y me tiemblan las manos; tengo calor, tengo frío… Es un proceso bueno.
–¿Tienes alguna rutina fija antes de los conciertos?
Intento, una hora antes del show, quedarme tranquilamente en el camerino con mi mujer, algún amigo o familiar; repasar un poco todo; si puede ser, darme una ducha… No tengo un ritual a rajatabla, pero los nervios aparecen según el reloj va indicando que se acerca el momento.
–¿Recuerdas alguna situación extraña que te haya ocurrido en el escenario?
Cosas desagradables no. En el escenario suelo estar muy suelto y no sigo un guion definido: pase lo que pase, sigues adelante. Lo peor son los problemas técnicos. En el penúltimo show se me apagaron los in-ear y estaba tocando con los de sala; cuando la gente aplaude, no sientes nada. En vez de ponerte nervioso, sigues tocando y, después, volvió el sonido.
–¿Y algún momento más especial?
En el último show me tiraron una camiseta blanca: la abrí y era una camiseta con mi foto. Miré al público y había más de veinte personas con la camiseta puesta. Fue muy emocionante. La tengo en el estudio colgada.
–¿Tienes algún tema especial para el directo?
“Poem Without Words”, de Anne Clark. Está en mi medley de remember; cuando suena, el público se viene abajo y ya te lleva al final del show.
–Imagino también que te habrás emocionado muchas veces tocando y será difícil mantener la calma.
Lo importante no es mantenerla, sino dejarse llevar. He llorado tocando temas; he gritado, he saltado… Soy uno más. No toco solo para el público: estamos a la par.
–¿Eres adicto a las redes sociales?
Me encantan. Publico mi día a día, anécdotas con mi hijo, mi mujer y mi familia; música, viajes… Las redes son importantísimas para quienes nos dedicamos a esto.
–¿Te han hecho por redes sociales alguna petición extraña para tus conciertos?
No especialmente. A veces me piden covers, y en el show el público también me pide temas.
–¿Qué música te acompaña en tu día a día?
Mucho hip-hop y música negra —sus bajos y bases me ayudan a componer—, pop, pop español, rock… Mi Spotify es muy variopinto.
–¿Tu último descubrimiento musical?
En Miami escuché una banda de salsa increíble en un restaurante. Te hace pensar en cuántos músicos impresionantes hay en cada esquina del mundo.
–¿Cuál es el último concierto en el que has estado?
Me perdí a Elton John en Barcelona por estar tocando en Miami. Los últimos: Alejandro Sanz o Michael Bublé. Voy a muchos conciertos de música alternativa también.
–Será un universo totalmente distinto a España.
En algunas cosas sí, en otras somos iguales. España tiene mucha cultura musical y valora un show diferente. En EE. UU. hay mucha cultura de espectáculo; queremos abrir esa zona.
–Si pudieses escoger una colaboración nueva, ¿quién sería?
Moderno y contemporáneo: Bruno Mars. Sueño imposible: Michael Jackson o Freddie Mercury.
–¿Con qué momento de 2014 te quedas y qué deseo le pides a los Reyes Magos?
Me quedo con todo 2014. Para este año: como mínimo, repetir, salud, y que sea el año de Deparamo.
–¿Algún aspecto secreto tuyo, personal o de Deparamo?
Soy muy ordenado (risas). Y, si me marco un objetivo, no paro hasta conseguirlo.
–¿Cómo sería tu día perfecto o inolvidable?
Con un show en medio —al principio o al final— y compartirlo con mi familia. Me encanta la sensación previa y la mañana siguiente.
Esther Soledad Esteban Castillo, Madrid

