ENTREVISTA A BAMBIKINA
BambiKina se propone reinventar la música americana más clásica con el español como arma y con un estilo personal muy difícil de encontrar en los últimos lanzamientos artísticos.
Parte de su éxito se vio reflejado hace muy poco en la sala Siroco de Madrid con un Sold Out que confirma su talento. Si queréis ahondar en su valor artístico, “Caravana”, su nuevo EP, es la mejor muestra posible: engancha desde la primera nota hasta el final.
Esther Méndez se desnuda musicalmente para contarnos qué esconde en su caravana y en su memoria llena de recuerdos musicales.
—Lo primero, enhorabuena por tu EP “Caravana”. ¿Cómo nació y empezó todo?
Llegué con dieciséis años a Madrid con mi guitarra al hombro y empecé a dar conciertos en salas pequeñas con una chica que tocaba el violín. Más tarde evolucionó a una banda de cinco en formato eléctrico y empezamos a tocar en salas míticas como Costello, Siroco o El Sol. Al ganar el concurso Actúa Madrid toqué en la plaza de Oriente; allí conocí al equipo de Cadena SER y, a raíz de eso, participé en Play Madrid. Ese fue el salto que propició poder grabar el disco.
—Imagino que no habrás parado…
Mucho trabajo y una evolución a base de constancia y de tocar en muchos sitios. Es más bonito crecer así: acumulas experiencias y las canciones están más meditadas porque ya han pasado por el directo. Es una evolución natural.
—Mejor poco a poco que un salto repentino que luego se desinfle…
Ha sido todo muy progresivo.
—¿Cómo nacieron las canciones de esta “Caravana”? ¿Te llevó mucho tiempo componerlas?
Más que el tiempo es el momento: encontrar el día e inspirarte. Surgieron de forma rápida y natural; suelo terminarlas en el día. La temática es variada: “Pirómana” (basada en hechos reales), “Winchester 75” (homenaje a los spaghetti western de los 70), “Sincronías” (una coincidencia en el tiempo: monedas, pasos y tren al mismo ritmo). El realismo mágico sería el hilo común… y también la mala leche en “Pirómana”.
—Vamos, temas universales con los que nos podemos identificar…
El folk que canto propicia hablar de personajes fracasados que viven en su caravana con su botella de Jack Daniel’s. También hay burdeles… por ahí van los tiros.
—¿Cuál es la más personal para ti?
Quizá “El Viajero”: hay un paralelismo entre el tren y la vida; cada vagón representa un tiempo. Aunque no suelo componer de forma autobiográfica, hay ficción: en “Winchester 75” aparece un vaquero atemporal y luego hablo de Bob Dylan; al final, todos somos vaqueros en un mundo hostil.
—¿Y la más enérgica?
“Pirómana”. Es el primer single —acabamos de grabar el videoclip—. Es la más ligera, con un pulso más pop, y todo el mundo la corea en los conciertos. En marzo tenemos pensado un segundo single, “El Viajero”, coincidiendo con festivales.

—¿Cómo viviste la presentación en Madrid del disco?
Fue una pasada: sold out en Siroco y gente fuera. Prometimos volver en marzo a la sala de abajo (mayor aforo). El público estuvo entregadísimo.
—Además es una sala mítica…
Elegimos la parte de arriba por la cercanía, un tú a tú cálido, solo con otro guitarrista. En marzo volveremos con la banda al completo y espero que no se quede nadie fuera.
—¿Qué puede encontrar quien aún no te ha visto en directo?
Una atmósfera especial, cálida y mágica. Es un concierto muy de tú a tú. Hay que ir para vivirlo.
—¿Incluyes alguna cover en el repertorio?
Sí. De Dylan, omnipresente en mi música, y alguna de Dolly Parton.
—¿Algún descubrimiento reciente que te haya atraído?
BambiKina fusiona la música tradicional americana en español con lenguajes alternativos y experimentales. En “Sincronías” hay un punto psicodélico; el cauce folk es claro, pero no renuncio a lo alternativo. El último concierto al que fui fue Guadalupe Plata.
—¿Algún estilo con el que no te verías?
Dudo que hiciera flamenco —aunque me guste— o algo puramente electrónico. Rock y psicodelia son campos que visito a menudo.
—¿Algún lugar que esperes con más ganas en esta gira?
Tocar en el cine de mi pueblo (cuatrocientas butacas) me hace mucha ilusión. También Barcelona. Desde enero, la gira Caravana visitará más de quince ciudades.
—¿Algún concierto tuyo que te haya marcado?
La sala El Sol fue especial; su camerino está forrado con fotos de quienes han pasado por allí. Honky Tonk fue la primera sala donde vi directos al llegar a Madrid.
—¿Cómo fue grabar en Sweet Records?
Maravilloso: analógico, en directo y a una toma. Si alguien fallaba, a empezar. Eso da carisma, miradas al acabar, calidez y autenticidad. Fue rápido: una semana, y ninguna canción pasó de tres tomas.
—¿Cómo recuerdas la grabación de tu primer videoclip?
Genial: en una barbería muy chula de Madrid. “Prendimos” medio Madrid; hay una escena en Gran Vía. El primer videoclip siempre es especial.
—¿La idea del vídeo fue tuya?
Dudamos entre el bombero o la pirómana; optamos por sugerir sin desvelar. La idea: ser capaces de quemar Madrid para encontrarnos con otra persona.
—¿Qué retos y proyectos tienes ahora?
Acercar el disco al público. El EP es carta de presentación. Expectativa: grabar el LP en 2016, girar todo 2015 con Caravana y entrar a estudio a finales de año. Tengo repertorio y ganas: cinco temas se quedan cortos; el objetivo es que calen.
—¿Qué canción es la más especial para ti?
“Cosas pequeñas”, aún sin grabar: cerraba mis conciertos en salas pequeñas y pertenece a mis orígenes. La tocaba sin amplificación y emocionaba. La he recuperado y espero incluirla en el próximo EP.
—También te vemos activa en redes sociales.
Invito a entrar en mi Facebook: novedades, fechas, experiencias y fotos. El EP está en plataformas digitales y tiendas físicas, y en Spotify. También en vinilo; hace poco lo vi junto a Bob Dylan, Dolly Parton y Led Zeppelin.
—¿Algún secreto o rasgo poco conocido?
Soy maniática: rituales con mi púa y entro con el pie derecho al escenario. Me licencié en Publicidad en junio. Soy muy normal y tengo la suerte de dedicarme a lo que más me gusta; aunque aún no me da para vivir, es tan gratificante que no tiene precio.
—¿Algo más por destacar?
Invito a escuchar el disco: está grabado en directo, y de esos ya quedan pocos. Ojalá guste a todo el mundo.
Esther Soledad Esteban Castillo, Madrid

