ENTREVISTA A MARTA BOTÍA
En esta ocasión la invitada de Lunas Pasajeras es Marta Botía, una de las leyendas vivas de nuestra música. Mitad de Ella Baila Sola, regresa con su segundo trabajo en solitario desde 2003, “Cumplir lo prometido”.
Botía vuelve a la carga con dos nuevos singles, “No puedo parar de ti” y “Tú para mí”: frescos, originales y directos al corazón.
— Enhorabuena por este regreso desde 2003; imaginamos que no has parado ni un segundo.
La verdad es que no he parado… Me fui a vivir a Nueva York, he tenido hijos —y eso ya me ha quitado mucho tiempo—, y no me preguntes cómo, pero no he parado. Retomé Ella Baila Sola, luego se volvió a acabar y decidí hacer mi disco en solitario porque tenía canciones que me apetecía volver a grabar y tocar. Me entró un ataque de composición enorme. Muchos temas del disco son nuevos; otros tienen más años, pero todo es un soplo de aire fresco.
— ¿Está siendo difícil elegir el repertorio final?
Tenía muchísimos. Algunos nunca los había usado y he ido componiendo durante años, pero lo nuevo siempre apetece más y, además, trabajando aprendes; parece que los nuevos son mejores.
— Presentas “No puedo parar de ti”. ¿Qué vamos a encontrar?
Soy de ideas fijas: cuando algo me gusta, me gusta a todas horas (risas). La canción habla de eso, de una persona en concreto, y también de parar un momento para mirarte por dentro y ver si es obsesión o verdad; si es lo que quieres y necesitas. No sé explicarlo mejor, pero la canción sí lo hace: es una obsesión… buena.
— En el camino habrás mirado hacia atrás para aprender de ti misma.
Mucho, y no lo sabía. La experiencia es un grado. Creo que canto mejor y me muevo mejor en el escenario. Además, produzco: estoy en el estudio con dos músicos. Son muchos años de carretera, estudio y escenario, y eso se notará en el disco.
— Vienes de una gira larga. ¿Cambiará algo en la nueva?
Intentaré encajarlo todo. Me encanta estar en América y recordar las canciones de Ella Baila Sola; es un honor ver cómo la gente las mantiene vivas. Espero que este disco cree nuevos éxitos, pero me gustaría compaginar ambas cosas.
— En redes hay mucha movilización con tu vuelta.
¡Qué bien! Hay curiosidad; llevo tiempo anunciando que se acerca el momento, y ya se está concretando todo. Está difícil, pero no sé hacer otra cosa: lo necesito como respirar. Me gusta que haya tanta gente esperándolo.
— Es tu segundo trabajo en solitario; ¿se siente como empezar de nuevo?
Sí. La experiencia está, pero la ilusión, los nervios y las ganas son como el primer día.
— ¿Te ha marcado vivir y producir en Nueva York?
Se nota en referencias, arreglos, sonidos y colores. Sigo siendo muy acústica —se nota que compongo—, pero he querido darle una vuelta: meter estilos nuevos que me gustan. Está divertido y moderno, sin perder la calidez del acústico.
— ¿Algún descubrimiento musical reciente?
Hacía mucho que no escuchaba rock; estaba más con el R&B, pero he regresado.
— ¿Algún estilo con el que no te veas?
Depende del día y del momento. He descubierto estilos que no sabía que me gustaban —como el reguetón o la rumba—. Me gusta todo lo que me haga feliz. Quizá lo que no haría es jazz: me parece precioso, pero no me veo en él.
— ¿Tienes un momento especial para componer?
La inspiración llega cuando quiere. Una vez compuse montando en moto: tuve que parar, bajarme y escribir (no volví a subirme a esa moto). Aun así, me gusta esconderme en mi estudio, aislarme y quedarme a solas con mi guitarra.
— Como música y oyente, ¿qué pesa más: música, letra o voz?
Para mí, la melodía. Pero al hacer una canción tengo que contar algo; me gusta jugar con el lenguaje y decir cosas poco habituales, como “No puedo parar de ti”. La licencia poética te da fuerza. El disco, por cierto, se va a llamar “Martamente”. Le doy importancia a todo, pero si tengo que elegir, me quedo con la melodía.
— ¿Lugares especiales en la gira?
Chile se está volviendo un sitio muy especial: llevo casi tres años yendo y la gente lo sigue pidiendo. Adoro a la gente, sus costumbres, el acento… Es un país muy caluroso emocionalmente. Y me encantaría conocer las islas Galápagos: he estado en Ecuador, pero no las he visitado.
— ¿Con qué recuerdo te quedas de esta etapa? ¿Qué “no puede parar de ti” en tu día a día?
Está siendo imparable. Estoy optimista, positiva y feliz, como si fuera la primera vez. Y no puedo parar del WhatsApp (risas): me hace ilusión encender el móvil y ver muchos mensajes.
Esther Soledad Esteban Castillo

