ENTREVISTA A LAGARTO AMARILLO
Pablo Mora pasa por Lunas Pasajeras para presentar su nuevo álbum homónimo, Lagarto Amarillo: diez canciones muy personales que llegan directas al oído y al corazón, con letras que no dejan indiferente y melodías difíciles de soltar. Entre simpatía e ingenio, y con esos ojos azules que piensan, desgrana el proceso creativo del disco y se muestra sin filtros para que podáis conocerlo mejor.
—¿Cómo estáis viviendo el éxito del nuevo disco?
Estamos muy contentos de sacarlo después del anterior, que fue tan bien y nos colocó en el panorama nacional de forma más clara.
—Del “adulto que miente de verdad” a “ser un poco crío”…
(Risas) Poco que añadir: está muy bien dicho.
—Esta vez recuperáis inocencia… y también verdad.
Sí. Las letras son, si cabe, aún más directas, muy verdaderas y auténticas. Las canciones suenan frescas y creo que están gustando por eso.
—¿Costó elegir las diez finales? ¿Se quedaron muchas fuera?
Se quedaron, pero estas diez eran las que tenían que estar; podrían ser single cualquiera. En la compañía preguntaron por el single y, al enviar el disco, salieron ¡ocho! temas distintos. Es un álbum redondo y con recorrido.
—Gira a la vista… ¿larga?
Ojalá. La retrasamos a principios de año para centrarnos en la promo. Luego vendrá la gira de verano, enlazaremos con otoño…
—¿Cómo están yendo las firmas?
Muy bien. Mucha gente, muy cercana y emocionada. Es un disco sentido, casi de autoayuda: temas como “Lucharé” te empujan.
—Perfecto antídoto para tiempos grises.
Sí. Nuestra canción más escuchada en Spotify es “Hoy”: no está en este ni en el anterior, no tuvo gran promo ni radio, pero motiva para levantarte por la mañana. Algún día merecería salir como single de nuevo.
—¿Temas imprescindibles en directo?
Siempre caen “Cuéntame”, “Mañana me voy”, “Hoy”… Y ahora “Culpable” o “Dejarse la piel”. Sería raro un concierto sin “Culpable”; es como el “Ojalá” de Silvio Rodríguez.
—Seguís sumando público sin olvidar a los de siempre.
Antes de sonar en radio ya vendíamos 2.000 entradas. Hay seguidores de los primeros discos y otros de los nuevos; se reparte.
—¿Una canción especialmente personal de este álbum?
No suelo elegir, pero “Septiembre” me gusta mucho; es la que más me pongo… de momento. También escucho “Lucharé”.
—¿Cómo sería vuestro septiembre ideal?
Treinta días, veintiocho conciertos.
—¿Y vuestro “mundo ideal”?
Que nuestra música llegue a mucha gente y que se compren discos —físicos o digitales—. Lo importante es que se escuche, pero si es de forma legal nos ayuda a seguir. Canciones que sirvan, como “Hoy” o “Lucharé”.
—Recintos especiales que recordéis con cariño.
Hemos pasado de salas de 500 a recintos de 15.000. Palacio de los Deportes, Las Ventas, el parking de Terra Mítica… Y también acústicos en Porta Caeli (Valladolid) o Hangar (Burgos).
—Como músico y oyente, ¿acústico o eléctrico?
Ambos. En acústico el público está cerca y todo es más libre; en eléctrico es un cañón con la fuerza del público detrás.
—¿Alguna anécdota de la grabación?
El día que vinieron los niños a cantar “Lucharé”: veinte o veinticinco niñas a la vez… ¡imagina la que se lió!
—Disco homónimo por primera vez.
Sí. Es un homenaje a la banda y a diez años de recorrido.
—¿Os sentís muy cambiados?
Siempre cambias. Quien busque “al lagarto de los primeros discos” lo tiene en esos discos. La energía es la misma; cambian los arreglos y el enfoque.
—¿Y como oyente?
Más pop británico: James Blunt, Ed Sheeran, Passenger… A Mark Knopfler lo escucho desde pequeño; me gusta todo lo que hace.
—Anécdotas de gira.
Problemas técnicos que luego dan risa, piezas que faltan, diluvios… Solo cancelamos una por lluvia en un castillo de Valencia.
—¿Concierto perfecto?
Cuando estás conectado con música, luces, banda y público. Esa energía es la magia.
—Un concierto que te marcara.
Alejandro Sanz, plaza de toros de Murcia, hace unos seis años.
—¿Alguno pendiente?
Passenger.
—Sala talismán.
Caracol. También La Riviera y Vistalegre.
—Recuerdo de los inicios.
A los tres meses de empezar, dimos un concierto y las compañías ya se peleaban por nosotros.
—Mayor placer y mayor desafío del disco.
Placer: un equipazo. Desafío: hacerlo sonar como quería. Contentísimo.
Recomendaciones:
Disco: Crónica de un baile – Vanesa Martín.
Libro: Cien años de soledad – Gabriel García Márquez.
Película: Cuando Harry encontró a Sally.
Esther Soledad Esteban Castillo


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