Crítica: Cuestión de altura

CUESTIÓN DE ALTURA

«CUESTIÓN DE ALTURA… ¿O DE ALMA?»

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Martín Rivas y Tomás Pozzi protagonizan esta obra llena de matices y que invita a pensar en el reflejo que se oculta dentro de nosotros y que normalmente no suele reflejarnos la imagen que vemos a través del espejo, ya que no nos miramos con perspectiva y sinceridad, pudiendo no llegar a conocernos nunca de verdad.

descarga (2)Una actuación profundamente divertida y a la vez muy muy complicada, que exige todo de los actores y los expone a una situación límite mental y físicamente, un viaje en su interior, con el mundo exterior y el reflejo que proyectan de si mismos y una reflexión acerca de lo que fueron en el pasado, lo que son actualmente y el camino al que se dirigen en el presente.

Dos partes de un mismo hombre, la belleza y la maldad, el egocentrismo y la generosidad, bondad y egoísmo, miedo y valentía, fracaso y éxito… dos partes ocultas y a la vez inconfundibles que forman la figura de este psicólogo que tras una noche de fiesta y de desfase, en la que se acostó con la novia de su mejor amigo, despierta siendo un hombre totalmente distinto.

Martín Rivas sorprende realizando la mejor actuación de su carrera hasta la fecha, tras sorprendernos muy gratamente en “Tres bodas de más” vuelve a hacerlo con este papel en el que se muestra despiadado, sensible, irónico, insufrible, inocente en el fondo, una víctima más de los prejuicios sociales y en el fondo… un ser humano. Nos divertiremos con su interpretación y a la vez sufriremos cuando desate su yo más loco, además de complementarse a la perfección con Pozzi, Rubén Cano sin duda ha conseguido sacar lo mejor de él y resulta totalmente creíble en el papel del despiadado personaje que conocemos al principio, aunque no consigamos imaginarle así jamás por su forma de ser y su presencia física, totalmente alejada de la maldad.

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Tomás Pozzi consigue arrancar las sonrisas de todo el público desde el primer minuto que sale en escena, el compañero perfecto de Martín Rivas y el actor más idóneo

Una obra distinta, confusa pero atractiva, con un gran trabajo de dirección y unos ensayos que dan su recompensa y que muestran la verdad del ser humano con un toque cómico indiscutible.  que podríamos imaginar para este papel. Un actor con mucha experiencia y muchas tablas que vuelve a dejarnos una gran actuación y al que veremos explotar todos los estados del ser humano al igual que Martín Rivas con su actuación.

Esther Esteban, Madrid

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