Crítica de “American Buffalo”

DESCRIPCIÓN

Una pieza única sobre el poder de la mediocridad
Empujados por el sistema a terminar con el sistema
Un contundente blues sobre la suerte esquiva

Mi fascinación por la obra de Mamet se remonta a mis años de estudiante de Arte Dramático. Siempre conectado con los instintos más básicos de sus personajes, retrata un universo psicológico que todos compartimos. Su fino bisturí para diseccionar la psique más simple, y lo que no se dice, lo que se calla, era lo que más me atraía. Mamet es maestro en esconder y mostrar solo lo justo, como si viéramos a dos personas charlando en una cafetería. Ese mundo de reacciones constituye su fascinante obra. En este sentido, American Buffalo es, para mí, su mayor exponente: el caos emocional, los problemas y ocurrencias de los personajes se transforman en entretenimiento puro. Un único espacio, tiempo real, tres personajes que luchan por sobrevivir a través de teorías y sueños de salir del ostracismo… puro teatro. Siempre quise dirigir esta pieza. Israel Elejalde, David Lorente y Roberto Hoyo, a mi entender, son quienes mejor pueden acercarnos a ese universo mametiano que me fascinó desde mis años de estudiante.

Ignasi Vidal

FICHA ARTÍSTICA

Autor: David Mamet
Traducción: Borja Ortiz de Gondra
Dirección: Ignasi Vidal
Reparto: Israel Elejalde, David Lorente y Roberto Hoyo

Productor ejecutivo: Maxi Martínez
Escenografía y utilería: David Pizarro y Roberto del Campo
Iluminación: Felipe Ramos
Vestuario: Sandra Espinosa
Música: Marc Álvarez
Director Creativo: Ángel Viejo
Directora de producción: Nuria Chinchilla
Audiovisuales: Stefano di Luca
Producción: Showprime
Distribución: Karma Distribución

Crítica 

American Buffalo llega al teatro Fernán Gómez para traernos una obra ácida, con un trabajo actoral impresionante donde las dotes verbales son la máxima de la función y que nos muestra una crítica social aguda y muy efectiva que consigue traernos una de las mejores obras de Mamet que siempre suelen triunfar entre todo tipo de espectadores diversos.

Ya sabíamos que esta obra era una garantía al tratarse de un autor como el que estamos hablando y veremos tres personajes de armas tomar, que muestran su dolor y desconfianza camuflados de una forma realista y algo inocente, ya que muchas veces os sentiréis identificados con la fragilidad de ciertos momentos, odiaréis más de una actitud y a la vez os parecerá tremendamente divertido.

Una amistad que duele, un interés de por medio, la lealtad por difícil que parezca y una tienda donde las horas pasan y la fe y la esperanza se pone en tela de juicio con la supervivencia como único objetivo.

Conversaciones infinitas y enrevesadas que exigen a los actores un ritmo verbal vertiginoso e intenso que engancha a la vez que puede resultar agotador. Veremos tres personajes muy diferentes entre sí que se combinan a la perfección y que explotarán sus límites sin duda alguna.

Israel Elejalde, David Lorente y Roberto Hoyo dan vida a tres personajes al borde de la locura que se complementarán peligrosamente y nos dejan una historia muy teatral donde un empeño, una promesa y un ansia de cambio moverán las manillas de una obra que no deja respirar ni a los intérpretes ni a los espectadores.

Con una iluminación muy potente que marca muy bien los tiempos de la obra a cargo de 

Felipe Ramos, un vestuario sobrio y acorde por parte de Sandra Espinosa y música de Marc Álvarez, Ignasi Vidal nos dirige una de las funciones que debería convertirse —si es que no lo es ya— en uno de los clásicos del teatro.

Esther Soledad Esteban Castillo

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