
Información
Texto
Octavio Paz
Dirección
Rosario Ruiz Rodgers
Reparto
Leonardo Ortizgris
Isabel Pamo
Lucía Quintana
Germán Torres
Producción
Duración
1 h 30 min
Lugar
Sala José Luis Alonso
Horario
De martes a sábado:
20:00 h
Domingos: 19:30 h
Rosario Ruiz Rodgers pone en escena una propuesta que lleva gestando desde los inicios del Teatro de La Abadía en el trabajo de exploración de la palabra y la poesía en escena. Junto a Jorge Volpi, como dramaturgo, presenta el espectáculo Los amores feroces, a partir de textos de Octavio Paz. De esta manera, Ruiz Rodgers, perteneciente al equipo del teatro desde su fundación, vuelve a dirigir un proyecto escénico en La Abadía con motivo del 30 aniversario, todos y todas recordamos su espectáculo El Sr Puntila y su criado Matti de Bertolt Brecht. En esta ocasión, Los amores feroces toma el título de uno de los versos del Premio Nobel Octavio Paz para hablar sobre el amor, la sensualidad y el erotismo desde distintas perspectivas vitales: la juventud, la madurez y la senectud.
Protagonizado por cuatro intérpretes de generaciones diferentes, este montaje entrevera poemas, ensayos y cartas del Nobel de Literatura con textos y obra plástica de su círculo más estrecho (amadas, amigos, artistas). Una obra que aspira a ser juego, fiesta y festín del corpus escrito, mediante la teatralización del lenguaje. La estética del montaje está basada fundamentalmente en la obra del pintor y escultor mexicano Vicente Rojo.
Más allá de poemas de Paz, fragmentos de su correspondencia y de La llama doble, la dramaturgia de Volpi incluye textos de una serie de personas de su entorno (amadas, amigos, artistas).

Sobre la obra
«”Qué ve la pareja en el espacio de un parpadeo?”, se pregunta Octavio Paz, cuyas reflexiones —y experiencias— sobre el amor lo ocuparon desde sus primeros poemas hasta su muerte. “Escribo sobre lo que he vivido y vivo”, escribió en La llama doble (1993), su principal texto sobre el tema y uno de sus últimos libros.
En los años sesenta, cuando se traslada a la India como embajador de México, Paz padece los sacudimientos que lo llevan a escribir algunos de sus mejores poemas amorosos. Es entonces cuando al fin se divorcia de Elena Garro, su gran amor de juventud, con quien ha tenido un matrimonio siempre tormentoso y quien entonces es amante de Adolfo Bioy Casares. Entretanto, el poeta inicia una relación no menos agitada con la artista Bona Tibertelli, esposa del poeta André-Pieyre de Mandiargues. Paz no saldrá de este juego de pasión, traiciones y celos hasta que, poco después, se enamore de Marie-José Tramini, con quien vivirá hasta sus últimos días. Los amores feroces se propone poner en escena los eternos sobresaltos del sexo, el erotismo y el amor».
Jorge Volpi
Ficha artística
Textos originales: Octavio Paz
Dramaturgia: Jorge Volpi
Puesta en escena: Rosario Ruiz Rodgers
Reparto: Leonardo Ortizgris, Isabel Pamo, Lucía Quintana y Germán Torres
Escenografía y vestuario: Ikerne Giménez (AAPEE)
Realización de vestuario: Jota Studio y Paloma de Alba
Realización de escenografía: Miguel Ángel Infante (Utilería – Atrezzo), Sfumato pintura escénica, Íñigo Urrestarazu
Iluminación: Alberto Rodríguez Vega (AAIV)
Música y espacio sonoro: Julián Mayorga
Asistente de música y diseño sonoro: Julián Segovia Soriano
Ayudante de dirección: Kateryna Humenyuk
Coordinación de intimidad: Rebeca Medina
Agradecimientos: Mar Navarro
Producción: Teatro de La Abadía
Crítica
Reflexionar sobre el amor no es tarea fácil, y mucho menos hacerlo sobre las tablas buscando sorprender y conquistar al público sin caer en tópicos o en un exceso de melancolía. Con un tono poético, nada empalagoso, bello a la vez que doloroso, nos embarcamos en un viaje a través de cuatro amantes, con la figura de Octavio Paz en el centro de todo, para hacer una reflexión sobre el amor en todas sus formas y fases: desde el inicio en la magia más pura, hasta el final o el desengaño, la distancia, la frialdad o ya tocar temas más serios y territorios más oscuros donde habitan infidelidades, dramas o incluso violencia— tanto verbal como física—.
Un homenaje a los textos de Octavio Paz construido con un trabajo honesto, visceral, que traspasa la cuarta pared, que se siente y te hace partícipe y te lanza sin red ni protección alguna ante estos amores tan feroces.
Rosario Ruiz Rodgers consigue trabajar de una manera muy fina y exquisita, mostrando el tema que está tratando de forma directa y expresiva, con sinceridad y verdad, consiguiendo entre la palabra y el cuerpo mostrar todo el universo del amor en un lenguaje único. La dramaturgia corre a cargo de Jorge Volpi sobre esta bomba de pasión y deseo.
La pasión, el deseo, la incertidumbre, las dudas… todo ello va teniendo lugar a lo largo de esta obra que consigue envolver al espectador y su reparto —formado por Leonardo Ortizgris, Isabel Pamo, Lucía Quintana y Germán Torres— en un verso infinito coreografiado que sorprende al espectador, muy bien acompasados y cómplices.
La humanidad en todo su esplendor muestran uno de los hilos que mueven el mundo y sin el cual no podríamos sostenernos. Hablamos del amor propio, el verdadero, el que surge por capricho, por soledad o por compasión; con miedo, con recelo… un ritual que expone a los actores en una escenografía sobria pero potente, creada por Miguel Ángel Infante (Utilería – Atrezzo), Sfumato pintura escénica, Íñigo Urrestarazu, con una iluminación a cargo de Alberto Rodríguez Vega (AAIV) y la música y el espacio sonoro por parte de Julián Mayorga.
Una obra feroz, que no es necesaria entenderla del todo: basta con dejarse llevar por los sentidos y por las emociones, recordando amores del pasado, presentes y quizás los futuros que estén por venir. Por esa melancolía que nos resucita, pero también puede hacer que parezca que se nos va la vida en ello.
Una obra simbólica y diferente, una gran oportunidad para sumergirse en el universo de Octavio Paz y una recomendación que no podréis dejar pasar por alto si buscáis conmoveros y que os deje huella a través de este árbol indomable.
Esther Soledad Esteban Castillo
