
Visitar el Museo Del Prado siempre es una experiencia que podríamos llamar religiosa. Llegar a uno de los templos que esconde y guarda numerosos tesoros del mundo del arte universal que siguen maravillando, emocionando, sobrecogiendo y conquistando al público. El arte está más vivo que nunca, y aunque sigan surgiendo numerosos artistas y movimientos, siguen triunfando los maestros más clásicos que han ido haciendo suya la historia. La muestra Palabras y Gestos de Boca Bienal prometía una tarde de altas emociones y así fue.
¿Y que me dices si junto al arte de un museo tan imponente, le añades cuatro performance de cuatro artistas que están en primera línea de la creación contemporánea?. El resultado, como no podría haber sido de otra manera, fue fabuloso.
Unir arte, intimidad, privacidad, exclusividad, silencio y el máximo expresionismo no puede dar un resultado diferente que un éxito arrollador, que por desgracia, solo está en versión limitada.
Y sí, pude ser testigo de las obras que tuvieron lugar en el museo. Una mezcla de reivindicación, historia, pasión, secretismo, arte, imaginación, don, humor, ternura y hasta un toque perruno.
MARTE
Con Rodrigo García pudimos ver la mezcla de la inocencia con la picaresca, una sociedad que tropieza con su propia indiferencia frente al último resquicio de comprensión hasta el prójimo. Una charla y un debate dialéctico, con toques muy actuales —como la Inteligencia Artificial o las redes sociales—, frente a la crudeza de la guerra y sus devastadoras consecuencias. Todo ello con un toque de crítica muy ácida y política, se dio también un respiro frente a Marte que nos dejó un poso de reflexión y nos removió con su historia reflexión.
A veces el romper con una imagen inesperada como pueden ser un grupo de adolescentes formado por Ariadna Díaz Amores, Guillermo Jiménez Sánchez, Daniel Mantilla Ramírez, Ainhoa Merino Riaño y Nerea Pascual Hernández y la colaboración de Arturo Iturbe pueden lograr una ruptura en la mente que no esperamos y conseguir un efecto que rompa con el resto del entorno, en este caso positivamente.
EL OTRO GOYA
Pasamos a El Otro Goya de Tiago Rodrigues con Sofia Dias y Vítor Roiz, una obra muy cercana y enternecedora que nos presentó a Goya, el perro guardián del Museo Del Prado. Nos contaron su historia mientras caminábamos por obras muy relevantes de arte, como las pinturas negras de Goya, consiguiendo hacer un contraste sublime entre la crudeza de dichas obras y la mirada inocente del perro labrador protagonista.
Un camino entre el humano y su mejor compañero, una comunión donde la ternura se combina con el alma y donde se invita a reflexionar al espectador y a ser consciente del espacio donde se encuentra y lo poderoso que puede ser para sí mismo. Y es que, en los ojos de un animal inocente podemos encontrar el mayor arte del mundo. Los dos artistas consiguieron darle el cariño y la intimidad perfecta para la obra, con su expresión corporal, su melodía y sus palabras.
HOY, 3 DE MAYO
Después, llegamos a la parte de Hoy, 3 de Mayo para hacer una visita al pasado y revivir a flor de piel un hecho histórico, pudiendo disfrutar de la obra unida al teatro durante toda la representación. Un momento para reflexionar sobre el tiempo, su paso, su poder y su carácter cíclico. Un antes y un después para todos los asistentes, contando también con la idea original de Patricia Portela y la interpretación de Noemí Fernández y Crista Alfaiate, que rompieron la cuarta pared y con una mirada dijeron más que mil palabras.
¿Quién es el testigo, el verdugo y dónde queda en el tiempo el dolor y el sufrimiento frente a la justicia o la injusticia?. Nosotros y nosotras debemos decidir cuándo elevar la voz, condenar o impugnar. Solo la historia —y el tiempo— podrán tener el poder de juzgarnos.
LA 20 JORNADAS DE LA MUSA DE SODOMA
Por último, pudimos embarcarnos en la Sala de las Musas de la mano de Angélica Liddell. Ver cualquiera de sus actuaciones, leer su obra o conocer más su mundo creativo siempre es un misterio maravilloso. Nunca sabes que te vas a encontrar o con qué te sorprenderá, no dejando nunca indiferente a nadie. Su poesía, su escena y toda ella te atraviesa y te emociona, y es algo que por más que quieran no se puede imitar ni igualar.
Años de tablas y esfuerzo tras esfuerzo que le están valiendo ya numerosos reconocimientos como el Premio Nacional de Teatro tras innumerables y merecidos éxitos y premios fuera de su país que van acumulándose en su carrera y su presencia en escena cada vez es más imponente, siendo una creadora imprescindible.
Tras un recital de diversas muertes a las que la artista se había sometido —bien en diversos universos paralelos o otras vidas como una gata— nos dejó varios guiños y mucho humor que fue haciendo al público entrar en calor.
Después, con un vestido verde enfundado, entró de lleno en las 20 jornadas de las musas de Sodoma, donde frente a un ataúd en forma de cruz dejó paso el boletín informativo para pasar a la pasión por el arte, la pasión por la vida, la sensualidad, el sexo y el desenfreno con un baile donde se dejó llevar en un espectáculo que sería digno de admirar por Sade. También se contó con la colaboración de Gumersindo Puche, Yuri Ananiev y Jaime del Fresno.
Una performance que invita al espectador a seguir descubriendo sus obras y sus creaciones, para disfrutarlas y sentirlas mucho más allá, siendo siempre un privilegio verla en escena arriesgando(se) y viviendo.
Una muestra de BocaBienal que nos dejó una tarde para no olvidar en mucho tiempo, y que esperamos poder volver a repetir.
Esther Soledad Esteban Castillo
