LO NUEVO DE
PEDRO MAIRAL
TRAS SU ACLAMADA
LA URUGUAYA
LOS NUEVOS
*FECHA DE PUBLICACIÓN: 1 DE OCTUBRE*
UN RETRATO BRILLANTE Y CONMOVEDOR DEL PASO DE LA ADOLESCENCIA A LA EDAD ADULTA
Cuando amanezca, monta en tu
dragón, no tengas miedo,
no tengas miedo del sol.


PEDRO MAIRAL
NOTA DEL AUTOR
«Hay un momento anfibio de la vida en que ya no somos adolescentes y tampoco somos adultos todavía. ¿Entonces qué somos? ¿Los nuevos?
Thiago, Bruno y Pilar son los protagonistas en carne viva de una historia de pasaje, de transformación. Están en esa frontera ambigua entre la adolescencia y la adultez, entre el hogar y la intemperie, entre lo que ya no son y lo que todavía no saben si serán. Y, sin embargo, avanzan con su propia furia, con ternura, con humor, con dolor, con esa mezcla que es la vida cuando duele por primera vez. Los nuevos fue creciendo a lo largo de dos años de escritura y reescrituras, de voces que pedían su espacio, de personajes que no querían quedarse quietos.
Me gustaría que, más que ser una novela terminada, Los nuevos fuera una novela que se siga escribiendo mentalmente. Una historia que los protagonistas se niegan a redactar, algo que quizá algún día ellos conviertan en relato, en guion o en película. Un sueño lúcido todavía lejano. Thiago con la furia de su fuego secreto, Bruno mirando su moneda norteamericana y tratando de descifrar el desamor, Pilar con la llave del auto que aprendió a manejar. Me gustaría que en la conciencia del lector estos tres amigos sigan su vida y quizás hasta se vuelvan a encontrar.» PEDRO MAIRAL
LOS NUEVOS
LA NOVELA
¿Por qué no nos juntamos acá,
ponemos las sillas en círculo,
tomamos mate y me oyen contar
cómo casi mato a mi hermanito?
Thiago, Pilar y Bruno cruzan el borde inestable que va de la adolescencia a la adultez entre un verano que quema y un invierno que aísla, con Buenos Aires de fondo como un laberinto que empiezan a descifrar. ¿Cómo crecer cuando los adultos parecen enemigos? ¿Cómo enfrentarse a la exigencia de ser algo que no se eligió? ¿Cuántas formas pueden tener el amor y el deseo?
Marcado por la pérdida de su madre, Thiago busca hacer pie en un mundo del que se siente expulsado. Desde una universidad en Estados Unidos, Bruno trata de hallar un lenguaje que lo identifique en medio de una geografía y un idioma ajenos. Pilar, que siempre actuó como centro de gravedad del grupo, es la encargada de sostener lo que queda de esa familia sustituta mientras la suya se desmorona.
Pedro Mairal construye una novela conmovedora, auténtica y poderosa sobre el desamparo y el abismo que se abre al dejar atrás la infancia y sus certezas. Los nuevos es un retrato a la vez tierno y feroz de tres amigos que intentan trazar un camino propio en un escenario volátil, donde lo único que se mantiene firme es el lazo que los une.


Thiago, Bruno y Pilar
¿Dé dónde salen los personajes?
Thiago apareció como alguien muy silencioso ante los demás, pero con una voz interna muy clara. Está pasando por el duelo de la muerte reciente de su madre y lo llevan de vacaciones. No quiero dar detalles en este texto que arruinen el efecto de la lectura de la novela, pero no adelanto nada si digo que ya de entrada a Thiago lo encontramos a punto de cumplir 19 años en un centro siquiátrico infanto-juvenil. Desde ahí cuenta su historia en primera persona. Hay en él una matriz de Holden Caulfield, el protagonista de El guardián en el centeno. Digo, ojalá haya en Thiago un eco de ese personaje de Salinger que tanto me marcó. En esa matriz, alguien tuvo un brote, un episodio siquiátrico, y desde ese borde cuenta lo que pasó. También hay un hermanito menor (mi hermanoide, dice Thiago) en quien encuentra un afecto verdadero. Thiago se siente cerca de su hermano, cerca de Aguirre, de los caballos, de sus amigos Bruno y Pilar. Bruno está lejos, en la nieve de un enero helado, en Wisconsin, Estados Unidos.
Es curioso cómo un personaje llama a otros personajes, los invoca y los hace entrar en la historia. A veces surgen por contraste, a veces por afinidad. Hasta que no me senté a redactar y darle rienda suelta a la voz de Thiago, no apareció su amigo gigante, el buen Bruno, lejano, que está estudiando en una universidad norteamericana junto al congelado lago Mendota.
Me intrigó esa amistad. Por eso en la segunda parte me propuse explorar el mundo de Bruno con el pudor de la tercera persona, mostrando su vida cotidiana, su encierro en el invierno extremo de Wisconsin.
Pilar entró en la novela pateando una puerta, literalmente. Se le mete en el baño a Thiago para sorprenderlo y fue ahí, cuando entró, que la vi por primera vez: una demonia, una personalidad inquieta, que vibra a una frecuencia altísima, pequeña y volátil, una aceleradora de partículas narrativas. Me fasciné en seguida con Pilar, pero me costó mucho dejarla vivir su propio arco dramático. Por estar en la tercera parte de la novela, su personaje acarreaba la tarea de cerrar las líneas argumentales de los demás. Me llevó mucho tiempo dejar que su propia historia creciera libre, sin el peso de las otras tramas. Era injusto para su personaje tener que lidiar con los cabos sueltos de los demás, aunque fuera también parte de su personalidad ser la aglutinante, la que reúne y junta.
Los personajes están en un borde, ese momento en que les piden demasiado temprano que definan sus vidas con una carrera. Salen de la adolescencia camino a la adultez, pero pasando por una aduana complicada, que les decomisa el ángel, la ingenuidad, la ternura. Aparecen las instituciones, las universidades, los trabajos, las reglas, las leyes, la economía, la familia, las barreras sociales, que se encargan de empujarlos de un lado para el otro. Pero, en medio de ese laberinto de fuerzas extrañas, ellos deciden o intentan decidir qué hacer con sus vidas.
LA MÚSICA


Las canciones atraviesan de punta a punta la historia. Desde la guerra sicológica de temas que Thiago va eligiendo poner en el auto con su familia camino a la playa, la música que Bruno comparte con su padre como único canal posible de comunicación con él, la banda del templo evangélico donde termina tocando, los tangos que la abuela de Pilar le hace escuchar, las canciones de la radio, y principalmente el proyecto de disco que tienen los tres amigos.
La música funciona en toda la novela como una manera de decir lo indecible. Thiago no puede decirle a su padre que está quebrado por la muerte de su mamá y le pone las canciones que ella escuchaba. Bruno cree leer mensajes cifrados de su padre en las letras de las canciones que él le manda mientras estudia en USA. Pilar le envía a Thiago mensajes subliminales (no muy sutiles) con un reguetón que le escribe llamado Mejor que tú. Las canciones siempre aparecen como un oráculo de interpretación libre.
Con el siguiente QR se puede escuchar ese ensayo. Escribí las tres canciones especialmente como bonus track de Los nuevos. Miranda Díaz grabó la voz y Nacho Algorta tocó instrumentos y lo mezcló (mi hija Lucía simuló magistralmente el ladrido del caniche que suena al final):
LOS NUEVOS Y LOS VIEJOS
Hay un momento anfibio de la vida en que ya no somos adolescentes y tampoco somos adultos todavía. ¿Entonces qué somos? ¿Los nuevos? Hay una transición, un tiempo de volver a empezar, un momento de comenzar a definirse, aprender esos primeros trabajos que resultan tan extraños pero que también quitan el miedo. Bruno va a estudiar economía, pero aprende a limpiar baños. Thiago no quiere estudiar ninguna carrera y muestra departamentos para una inmobiliaria. Pilar estudia cine y da clases de inglés. Cada trabajo los lleva por ramificaciones y puertas y giros de plena incertidumbre.
¿Y los viejos, los adultos? Hacen lo que pueden con su miedo. El miedo a los nuevos es terrible. Y quizá hay un fondo de envidia en eso. ¿Qué hacen estos recién llegados, cómo controlarlos, cómo protegerlos, cómo exigirles, cómo guiarlos, cómo enseñarles algo que les sirva? Hay una mampara que los separa, un campo de fuerza generacional que los distancia. Creen que entre sí se hablan cara a cara pero se están gritando desde muy lejos y el viento se lleva las palabras. Me interesó subrayar la torpeza de esos intentos de comunicación, porque la distancia parece insalvable. En ese mundo de los adultos, hay maestros (los más viejos como Aguirre, la abuela de Pilar y Rosa) que no piden nada a cambio y hay también antagonistas, padres y madres que parecen crueles en sus expectativas narcisistas y sus condiciones. Los nuevos están tan desnudos, corren tan rápido, tan desbocados y entusiasmados que da la impresión de que se van a lastimar. En los cuadros de Adán y Eva de Alberto Durero, Pilar cree ver algo, una intuición que cifra un río emocional. Es todo lo que puedo decir acá al respecto.
Pedro Mairal nació en Buenos Aires en 1970. Su novela Una noche con Sabrina Love recibió el Premio Clarín en 1998 y fue llevada al cine. Ha publicado además las novelas El año del desierto y Salvatierra, y es autor de varios libros de poemas. Sus crónicas y columnas están reunidas en Maniobras de evasión y Esta historia ya no está disponible. Su novela La uruguaya, también llevada al cine, recibió en España el Premio Tigre Juan 2017 y lo confirmó como uno de los autores en español más destacados de su generación. En 2019 Destino publicó el volumen de cuentos Breves amores eternos. Los nuevos(2025) es su nueva novela. Su obra ha sido traducida a más de catorce lenguas.
Esther Soledad Esteban Castillo
