Desayuna Conmigo (Esmorza amb mi) es una de las apuestas más delicadas y emocionales del cine reciente. Bajo la dirección de Iván Morales, y con Anna Alarcón y Álvaro Cervantes junto al resto del reparto, la película se sumerge en los repliegues del amor roto, el dolor compartido y la esperanza de volver a empezar. Ambos intérpretes se reencuentran en un proyecto que apela a la verdad escénica y a una intimidad conmovedora, y nos lo cuentan con cercanía y honestidad.
¿Cómo ha sido para vosotros el proceso hasta llegar al estreno de Desayuna Conmigo?
Anna Alarcón: Ha sido un proceso muy bonito. Tiene dos caras: por un lado ha sido suave, y por otro, exigente. Pero sin duda ha sido un camino precioso.
Álvaro Cervantes: En mi caso, conocía a Iván desde los 17 años, desde que hice un corto con él. Siempre habíamos querido rodar juntos, y esta película ha sido ese sueño cumplido. Ya había visto a Anna hacer esta obra en teatro, y trabajar con los dos ha sido como hacerlo en familia.
¿Cuál ha sido el mayor placer y el mayor desafío del proyecto?
Álvaro: El mayor placer ha sido seguir la batuta de Iván, que es un maestro. El desafío ha sido la complejidad de los personajes, que tienen un bagaje inmenso. En pantalla solo se ve la punta del iceberg, así que construir todo ese universo invisible ha sido un reto.
Anna: Son personajes muy demandantes, que requieren muchísima honestidad. Te exigen estar completamente presente, sin salirte de la partitura, y adaptarte a lo que te da el otro actor, que puede ser muy distinto a ti.

¿Hay alguna escena que os haya resultado especialmente difícil o especial?
Álvaro: Para mí, la escena final fue la más desafiante. Me daba vértigo emocional, y además fue la primera que rodamos. Por suerte, Iván no suelta la mano nunca, y pude trabajarla a fondo con él.
Anna: En mi caso, una de las más complicadas fue una escena en el hospital, que define mucho al personaje. Me costó encontrar ese lugar emocional.
Álvaro: También recuerdo con mucho cariño la escena del baile con la silla de ruedas. Fue una coreografía compleja pero preciosa, muy potente cinematográficamente.
Anna: Sí, no fue nada fácil lograr que esa escena no cayera en lo cómico, sino que tuviera un sentido real. Y gracias también a la directora de fotografía, que vibraba con nosotros en cada plano, todo fue posible.
Si os encontrarais con vuestros personajes en otro universo, ¿qué les preguntaríais?
Anna: Le preguntaría si está en paz con el amor, si se siente serena.
Álvaro: Yo le preguntaría qué necesita. Creo que la película apunta a eso: a aprender a soltar, a transitar el desamor y a llevarte un aprendizaje de ello. Es algo que también aplicaría a mi vida.
¿Cómo sería ver la película como espectadores, sin haber participado en ella?
Anna: Sé que me interpelaría profundamente. Me vería reflejada en todos los personajes en algún momento de mi vida. Me quedaría con ganas de conocer a quien está detrás de la historia.
Álvaro: A mí me ha pasado algo curioso: incluso habiéndola hecho, he conseguido verla como espectador. Me transportó a mi vida, y sentí que me hablaba directamente. Eso es un regalo.

¿Qué destacaríais de la música de la película? ¿Alguna canción en particular?
Álvaro: Hay un tema original compuesto por Lia Kali que es una joya. Además, ella hace un cameo en el grupo musical de Omar. También participa Raynald Colom, un músico espectacular. La banda sonora es muy estimulante y va a emocionar al público.
Anna: Sí, todas las canciones tienen un gusto exquisito. Son un acierto total.
Gracias a ambos por compartir esta experiencia tan profundamente humana.
Esther Soledad Esteban Castillo
