Crítica de “Viento Fuerte”

FECHA

19 diciembre 2024

2 febrero 2025

PRECIO

18€

HORA

19:30h

DURACIÓN

70 minutos aprox.

LUGAR

Sala pequeña – Margarita Xirgu

SOBRE EL ESPECTÁCULO

Aviso al público: El espectáculo contiene efectos realizados con luz estroboscópica.

La gran alegría que nos produjo que el premio Nobel de literatura de 2023 se otorgase a un dramaturgo, fue mayor al poder conocer más profundamente su obra, que había sido poco editada y representada a cuentagotas en España. El teatro de Jon Fosse, de alto voltaje poético, tiene un vínculo universal con las grandes preocupaciones del ser humano y está lejos de las formas dramáticas al uso. Viene del frío, pero se ocupa de nosotros, de nuestra cálida fragilidad contemporánea.

Viento fuerte, escrita a modo de poema dramático, es una obra sobre el tiempo, el amor, los celos y la muerte prematura; es casi como un mal sueño. El Hombre, al volver a casa tras un viaje, descubre que la Mujer se ha mudado a un nuevo hogar; allí, aparece un joven hombre que tiene una relación con la mujer y parece vivir en la casa con ella.

Nota del director: Las voces y sus distancias.

¿De cuánta memoria y de cuánta vida se compone el vuelo de la palabra escrita? ¿Cuántas identidades esconde la frase enunciada? ¿De dónde vienen las voces? Calcular la distancia, esófago abajo, en el caso de Fosse, es mirar a un fiordo insondable.  Viento fuerte es un poema escénico –así lo define el propio autor– escrito en 2021 y supone su regreso al teatro tras la escritura de Septología, su gran proyecto novelístico.

El texto presenta una trinidad de voces que merodean un espacio impreciso en una temporalidad que solo se corresponde con el mundo onírico: el tiempo es un cielo cuya bóveda no encuentra pliegues. Es por ello que Fosse explora los extremos del lenguaje en los vértices del tiempo: lo ingénito y lo eterno; ahora y nunca… Conceptos que al cabo tamizan las fuerzas existencialistas del relato.

EL HOMBRE, LA MUJER Y EL JOVEN se sitúan en el piso 14 de un edificio. No es difícil, en el caso que nos ocupa, encontrar una reminiscencia bíblica que apunta a las estaciones del viacrucis. Un hombre regresa a casa y nada es lo que era (ni lo que parece ser).

Fosse ha creado un artefacto poético y críptico en el que el mundo se va construyendo en la retina del protagonista, en un abrir y cerrar de ojos, en un parpadeo que es un instante precipitado y que antes de tomar conciencia ya es pasado. O sea, la mirada como ventana al mundo. Un mundo en el que los ojos son los poetas de nuestra realidad.

Esta pieza pone de manifiesto las fuerzas ocultas que nos habitan y recurre a temas abisales: el amor y la muerte; el tiempo y el espacio. Temas que planean en una yuxtaposición de atmósferas muy bien definidas por el autor. La voz del protagonista será la única distancia que nos separe de él en la búsqueda de una salvación que no es de este mundo. Una salvación extemporánea. Porque la vida es un bosque de recuerdos entretejidos; una representación mental, un simulacro, una ficción. Solo cuando lleguemos al final, como nuestro protagonista, entenderemos que el tiempo es el ardid y tendremos conciencia, una última voz, para preguntar, empujados por un viento fuerte, por qué fuimos arrojados por el tobogán del tiempo.

José María Esbec

FICHA ARTÍSTICA

Autor: Jon Fosse

Dirección: José María Esbec

Traducción: Cristina Gómez Baggethun

Reparto:

Hombre: Felipe García Vélez

Mujer: Zaida Alonso

Joven: Alberto Amarilla

Escenografía: Petros Lappas y José Mª Esbec

Vestuario y Ayudante de dirección: Fernando Mercè

Iluminación: Tomás Ezquerra y Juan Pedro Giménez Catalán

Música original y espacio sonoro: Alberto Granados

Videoescena: Jessica Burgos

Residente de ayudantía de dirección: Inés Gasset

Asistente artístico: Victoria Mendizábal

Una producción de Teatro Español

Crítica

Llega al teatro Español la obra del autor Jon Fosse bajo la dirección de José María Esbec con la traducción de Cristina Gómez Baggethun y contando con la interpretación de Zaida Alonso, Alberto Amarilla y Felipe García Vélez. Una apuesta algo desconocida al no haberse representado tanto como debería en España, pero siendo una gran garantía al tratarse de un dramaturgo ganador del premio Nobel en el 2023 nada más y nada menos.

Una obra metafórica, a la que hay que enfrentarse con la mente abierta y dispuesto a ver una obra diferente donde nada es lo que esperamos y donde al final las dudas quedarán a expensas de la propia interpretación personal acerca de lo que estamos viendo, como nos afecta a nuestra vida y como podemos interpretar lo que están viviendo los personajes y que es exactamente lo que está sucediendo en su “ahora” y realmente en qué posición queda su pasado y que nos traerá el futuro.

Expectativas de un amor, unos sueños que creíamos férreos y que nos han sido arrebatados, un espacio que cambia y que no se presenta tal y como creíamos, la esperanza puesta en una persona que nos puede llegar a defraudar, una juventud irreal que se desdibuja frente a nuestra imaginación, un viento “fuerte” con el que dejar volar nuestra pena y a nosotros mismos…

Un gran trabajo actoral con un texto que bien describe su autor como un poema escénico que va desarrollándose a lo largo de hora y diez minutos frente a los espectadores llegando a confundirles, a envolverles y ante todo a presentarnos una obra diferente de lo que solemos ver en cartelera y que ante todo se crece por el gran trabajo de sus actores que se dejan llevar por el tono y una historia donde no está claro su principio ni su final y donde se nos irán creando incógnitas que nunca llegan a despejarse.

Una escenografía sorprendente que juega con el color y la luz, con un blanco que domina todo el espacio y dentro de un espacio acristalado donde la ventana aprisiona y a la vez da libertad a los personajes y que irá acompañándose por varios vídeos y sonidos que nos mostrarán varios primeros planos y una pesadilla que se torna delante de nuestros ojos y ante la que nadie querría verse nunca envuelto.

Viento Fuerte nos deja una obra llena de intensidad y dispuesta a causarnos más de un quebradero de cabeza con este puzzle poético. No os la perdáis.

Esther Soledad Esteban Castillo

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