Víctor del Árbol publica “El Tiempo de las Fieras”

LLEGA EL TIEMPO DE 

VÍCTOR DEL ÁRBOL.

ÉPICO Y FEROZ

Más de 350.000 lectores

LLEGA EL TIEMPO DE LAS FIERAS.

PREPÁRATE PARA EL EFECTO DOMINÓ

GRAN LANZAMIENTO

28 DE AGOSTO

Un thriller fascinante sobre el mundo de las altas finanzas. Una novela feroz sobre la brutalidad de la lucha por el poder en la actualidad.

Cuando las fronteras entre el bien y el mal se difuminan son nuestros actos los que nos definen. En el tiempo de las fieras, somos depredadores o somos presas. 

¿Qué ocurre cuando la presa deja de huir y decide emprender su propia cacería? 

«—Hubo un tiempo en el que éramos las presas. Pero un día fuimos capaces de invertir el ciclo de la vida y la muerte; eso ocurrió cuando aceptamos lo que somos. Cazamos porque nosotros, y no ellos, somos las fieras. Somos los depredadores. Más vale que lo entiendas de una vez.»

VÍCTOR DEL ÁRBOL

«Un escritor que ama y domina el oficio como pocos en nuestro país.» César Pérez Gellida

«Las novelas de Víctor del Árbol van más allá de los códigos clásicos del thriller. Impresiona la destreza con la que maneja las idas y venidas de las distintas épocas.» Le Monde des Livres

«Un escritor genuinamente interesado en explorar qué somos.» Lilian Neuman, CulturasLa Vanguardia

El estilo de Víctor del Árbol ya lo conocemos de sobra. Buena escritura, ágil, fluido, único en la construcción de personajes. Descriptivo y detallista sin excesos, con una buena creación de escenarios y de escenas. Si son violentas, es puro arte. Para algunos oscuro, tanto como el corazón humano. Todo ello y además un artista dibujando las tramas.

Como dice uno de los personajes de su nueva novela, «un nombre es algo vacío hasta que se le añade una historia.» En sus manos, son fichas de dominó que saltan en tiempo y espacio y que poco a poco se van uniendo.

Desterrado a Lanzarote como castigo por algo que sucedió tres años atrás en Barcelona, el subinspector Soria espera su jubilación mientras se ocupa de casos irrelevantes como atrapar al ladrón del cepillo de limosnas de la parroquia o identificar al conductor dado a la fuga de un accidente de tráfico. Lo que Soria —ni nadie en esta tranquila isla—puede imaginar es que estos hechos, aparentemente inconexos y sin importancia, son la punta de lanza de una descomunal conspiración que se ramifica por medio mundo, desde un pequeño pueblo de Texas a una isla de Venezuela, desde México a las exrepúblicas yugoslavas, pasando por España.

Sabueso de la vieja escuela, hombre completamente analógico, con más instinto que método, a Soria no le van las nuevas tecnologías, no entiende a los hackers, ni sabe nada de internet. Es un hombre de trabajo de campo. Sin embargo, la aparición de la joven Vesna, experta en todo lo que Soria desconoce, arroja al subinspector a un nuevo mundo, donde instinto y tecnología deberán unirse cuando Lanzarote empieza a llenarse de cadáveres, convirtiéndose en el territorio de una feroz cacería humana, donde varios depredadores compiten por la misma presa: la joven Vesna y la misteriosa caja que todos quieren arrebatarle. 

Y mientras Soria intenta detener esa hemorragia de asesinatos, un voraz incendio intencionado en la planta de ALSACUR SL, en el polígono de Altavista, se cobra ocho víctimas mortales. El pirómano, uno de los 144 empleados que la empresa iba a despedir, decide suicidarse antes de que la policía lo detenga.  

¿Qué tiene que ver ese incendio con los asesinatos que van dejando a su paso dos sicarios enfrentados entre sí? Vesna es la clave.  Pero la joven ha desaparecido. Ni sus perseguidores, ni Soria, logran dar con ella.   ¿Cómo puede alguien esconderse en una isla tan pequeña? ¿Cómo puede salir sin que nadie se de cuenta? Para Soria se inicia una cuenta atrás. Si no encuentra a la joven hacker bosnia, lo hará alguno de sus perseguidores y todas las preguntas quedarán sin resolver.  Alguien está ayudando en secreto a la chica, alguien sabe dónde está. Alguien a quien Soria debe encontrar antes de que sea demasiado tarde.

Como un fantasma que vuelve del pasado, aparece de repente en la isla desde NY Virginia Ortiz, la excompañera de Soria que abandonó el cuerpo por el mismo caso que propició el destierro del subinspector.  La suerte de Virginia en estos tres años ha sido muy diferente. Hija del poderoso industrial Armando Ortiz, la expolicía dirige ahora parte del holding de su padre. En última instancia, ella es la responsable del incendio del polígono industrial, porque es ella quien ha firmado los despidos de esos trabajadores, entre ellos, el causante del incendio. De maneras directas y seca, Virginia tiene la misión de limpiar la imagen de la empresa, y para ello cuenta con la ayuda de un extraño joven, brillante genio del análisis financiero y obsesionado con las catástrofes y las muertes multitudinarias, Norman Hill.

Por alguna razón que Soria desconoce, Virginia Ortiz está tan interesada como él en esa joven desaparecida y en la ola de asesinatos que asola la isla.

Con un ritmo escalofriante y muy ágil, El tiempo de las fieras plantea una intriga de incontables ramificaciones en una espiral que se expande como una mancha de aceite y que abarca diferentes épocas, Lanzarote 2008, pasando por Milán, Barcelona y el Alt Empordà catalán, hasta la lejana Guadalajara del México de los años 70 o el sitio de Sarajevo en 1993. La misma voracidad con la que se expanden los tentáculos del verdadero poder en un mundo globalizado, del que participan, como las dos caras de la misma moneda, tanto los oscuros intereses de las altas finanzas como el crimen organizado —la N’dragheta calabresa y el cartel del Estado de Jalisco. 

Quizá el gran mérito de Víctor de Árbol sea representar con descarnado realismo y de una manera vertiginosa la perversa lógica por la que se rigen aquellos que controlan los mecanismos del poder económico. Las leyes del mercado por encima de la ética, el beneficio máximo a cualquier precio, la mirada fría del depredador que considera el mundo su territorio de caza y todos nosotros sus potenciales presas.  Pero ¿qué sucede cuando la presa escapa de sus cazadores para emprender su propia cacería?

La respuesta se encuentra tras la magistral vuelta de tuerca final de El tiempo de las fieras. 

Las claves de un thriller arrollador

Dividida en siete partes y estructurada en 54 breves capítulos encabezados por su localización geográfica y temporal, más un epílogo final, la nueva novela de Víctor del Árbol no solo se ciñe al milímetro las leyes del género con sus rasgos formales habituales, sino que es mucho más ambiciosa, inesperada, diferente. Aporta una serie de novedosos elementos, cosecha de la casa, que enriquecen aún más su lectura y ahondan su calado literario. Entre esos rasgos usuales podemos destacar sus rápidas escenas de corte cinematográfico al servicio de una acción de gran épica, sus chispeantes y ágiles diálogos en función de una trama de intriga creciente, el ritmo acelerado y vivaz que no otorga respiro al lector y el atinado contrapunto entre la perspectiva de los distintos personajes implicados sobre los constantes saltos en el tiempo y en el espacio de una historia que resulta fácilmente comprensible para el lector y absolutamente adictiva. Pero además de todo eso, el premiado autor de La tristeza del samurái y La víspera de casi todo, entre otras, explora aquí otros recursos narrativos que otorgan un mayor empaque literario a la obra y la convierten en algo más que un thriller al uso. Veamos algunos de esos elementos que abren el juego hacia otras lecturas posibles.

La importancia de los secundarios

Cada vida cuenta, pareciera ser la consigna implícita de Víctor de Árbol a la hora de narrar una historia, porque no existen vidas de segunda ni de tercera, y todas tienen el mismo valor. Esta es una marca de la casa en toda su obra, pero aquí lleva su propuesta un tanto más allá y desgrana con extraordinaria generosidad el origen y el pasado, las motivaciones y las contradicciones psicológicas de cada uno de los personajes, sin excepción. Cosa que permite al lector una comprensión profunda de sus acciones y reacciones, y hasta en cierto sentido empatizar con cada uno de ellos, incluso hasta con los más deleznables. Algo muy saludable y honesto, porque así el autor evita una maniquea representación en blanco y negro, tiñendo sus ficciones literarias con infinidad de matices como la vida real.

Un claro ejemplo de esto lo encontramos en el logrado personaje del analista de riesgos financieros Norman Hill, un tipo apocado de ambigua sexualidad, obsesionado por las catástrofes naturales y provocadas por el hombre. El narrador reconstruye ágilmente toda su historia desde un traumático y sangriento episodio de infancia y ello permite comprender cabalmente las excentricidades del personaje. Otro tanto ocurre con la joven hacker de Bosnia-Herzegonina Vesna, cuya transformación de presa de cacería en sigilosa cazadora informática está de sobras motivada y no es nada casual. Incluso sucede lo mismo con personajes mucho más problemáticos como el magnate  Armando Ortiz, el padre de Virginia que preside el imperio financiero, o el brutal responsable de comunicación de la empresa canaria siniestrada Jorge Migren, soldado de élite de ejército español en otra vida.

El narrador sin nombre

Y sin duda, otra de las grandes claves de El tiempo de las fieras, al igual que sucedía en la novela anterior, es un inquietante y misteriosos narrador anónimo en primera persona que esporádicamente puntúa la historia ofreciendo de primera mano su versión de los hechos en momentos destacados. En su gran mayoría, la obra avanza a buen ritmo a lomos de un distanciado narrador en tercera persona que focaliza el relato desde la perspectiva fluctuante de cada personaje implicado. De allí que cada una de las intervenciones de este otro enigmático narrador sin nombre se vuelvan reveladoras.

Se trata de un desalmado sicario del cártel de Jalisco que opera en las sombras, tan eficiente y profesional como atildado y discreto. Algún lector despistado podría considerarlo una abstracta representación del mal a secas, pero nada más lejos de la realidad. Es un hombre de carne y hueso con sus motivaciones, heridas, anhelos y contradicciones como cualquier otro. Y a diferencia de Nadie en esta tierra en esta nueva novela podemos ahondar más en su humanidad y conocer sus humildes orígenes, cómo y porqué se inició en el oficio, qué lo mueve, qué persigue y porqué ansía una imposible redención.

No cabe duda de que es un cazador implacable, y puede que no encuentre otro sentido a su vida si finalmente abandone ese coto sin límites en el que se mueve. Pero lo más inquietante de todo el asunto no es en sí este cazador sino su exacto reflejo, quizá aún más desalmado y perverso, en otras esferas por fuera del crimen organizado que gobiernan nuestro tiempo. Y eso es en definitiva lo que muestra Víctor del Árbol con este thriller arrollador.

La primera pieza de esta historia fue su exitosa 

NADIE EN ESTA TIERRA

«Un auténtico titán de la novela negra. Si disfrutáis leyendo policial, esta novela es de lo mejor. A mí me atravesó como un rayo.» JUAN GÓMEZ JURADO

«La evolución de Víctor del Árbol con esta novela es catedralicia, pasmosa, lo que demuestra que su talento es enorme, y que va a más. ¡Bravo!» ARO SÁINZ DE LA MAZA

Aunque El tiempo de las fieras funciona a la perfección como una novela autónoma sin perjuicio para el lector, es en realidad una suerte de secuela o segunda parte de su anterior título Nadie en esta tierra. O mejor, ambas obras pueden leerse conjuntamente como una especie de díptico. Los mismos personajes centrales que se movían allí entre la costa gallega y Barcelona en 2005 reaparecen aquí entre Lanzarote, Cataluña e Italia tres años después, con todo lo que supuso aquel funesto expediente a cuestas, tanto en su vida personal como profesional.

Pero sucede que los roles protagónicos se han desplazado. Si el foco en la anterior novela estaba puesto en el inspector Julián Leal y en la periodista Clara Fité, aquí el lugar central de la trama lo ocupan la mano derecha de Julián, el subinspector Soria, y la ex agente Virginia Ortíz ya apartada del cuerpo, a pesar de que los dos primeros intervengan de manera determinante en esta nueva historia. Tras haber purgado tres años de prisión y ya enfermo terminal de cáncer, desde su retiro final en las cercanías del pantano de Santa Fe, Julián Leal resulta clave en la resolución de la intriga y no duda en pasar a la acción, con un resto mínimo de fuerzas, en un viaje relámpago a Italia y a Barcelona. Otro tanto ocurre con Fité oculta en Milán bajo una identidad falsa, ya que recibe una brutal paliza por inmiscuirse en las cloacas financieras del poderoso grupo italiano implicado.

Esther Soledad Esteban Castillo

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