
«Espero que otros oigan mi llamamiento y lo hagan realidad. Yo antes también era un fracasado como vosotros, rechazado por la sociedad. Estaremos todos de acuerdo en que algo falla en el mundo cuando las chicas prefieren irse con negros alfa matones. Cuando las personas buenas como yo estamos solas y los bellacos de los negros se llevan el botín, como piratas vaginales o algo así, no es justo. (…) Y, como yo, habrá otros: somos tus hijos, tus hermanos, estamos en todas partes».
El 1 de octubre de 2015, Chris Harper-Mercer, un estudiante de veintiséis años, entró en un aula de Umpqua Community College, obligó a los alumnos a colocarse en el centro y mató a balazos a ocho personas, incluido él mismo. Una novena víctima murió más tarde en el hospital y otros ocho estudiantes resultaron heridos. Harper-Mercer dejó escrito este manifiesto.
Los hombres que odian a las mujeres. Íncels, artistas de la seducción y otras subculturas misóginas online, de la escritora feminista británica Laura Bates. Un libro urgente e innovador en el que la autora de bestsellers se adentra en la clandestinidad para sacar a la luz vastas redes y comunidades misóginas de las que nadie habla.
Laura Bates es la fundadora de Everyday Sexism Project, una exitosa web, extendida por más de veinte países, donde las mujeres pueden denunciar de forma anónima situaciones de sexismo. Bates ha sido galardonada con la Medalla del Imperio Británico por sus servicios de igualdad de género, nombrada Mujer del Año por The Sunday Times y ha recibido el Ultimate New Feminist Award de la revista Cosmopolitan.
«Prepárate. Este libro es impactante. Justo cuando creíamos saber todo lo que necesitábamos saber sobre la misoginia, aquí llegan las malas noticias. Oscura y amenazante, esta investigación sobre la masculinidad tóxica es una llamada de atención a los hombres y mujeres que quieren un mundo mejor». Helena Kennedy, QC
A LA VENTA: 6-3-23
La gran mayoría de gente nunca ha oído hablar de ellos, pero una vasta red de incels y otrosmisóginos opera hoy en día prácticamente sin ser detectada, llegando a cometer sus miembros actos terroristas: en los últimos diez años han asesinado o agredido más de cien personas.
Los hombres (quizá con problemas o vulnerabilidades) son captados y radicalizados por estas redes con el argumento de que las mujeres son la causa de sus desdichas: ellos son las auténticas víctimas en una sociedad donde la corrección política se ha salido de madre.
La liberación femenina es la raíz del problema: la autonomía sexual ha otorgado a las mujeres un control maléfico y tiránico sobre los hombres. Por ello es necesario privarlas de libertad e independencia, empleando si cabe medios específicamente sexuales (como la violación y la esclavitud sexual).
La machoesfera y el supremacismo blancocomparten la creencia de que el propósito sagrado del hombre es mantener relaciones sexuales, reproducirse y dominar. Ideas que difunden desde la dark web, con la complicidad de figuras públicas y medios de comunicación, hasta llegar a los pasillos del poder y formar parte de la conciencia colectiva.
Laura Bates nos descubre sin censura la incómoda y aterradora verdad sobre el mundo en que vivimos. Revela la realidad de un movimiento de odio cuya mera existencia no hemos sabido reconocer para poder preguntar: ¿qué es lo que acerca a los chicos y a los hombres a esa ideología?, ¿cómo se difunde?, y ¿qué necesitaremos para combatirla?
«La machoesfera se ve como una ridiculez y, por lo tanto, como inofensiva. Pero no es inofensiva: es un espectro interconectado de grupos distintos pero relacionados. En este libro exploraremos los eslabones de la cadena —los incels, los hombres que siguen su propio camino, los activistas por los derechos de los hombres…— y su existencia como una especie de ecosistema vivo y palpitante en estrechas y simbióticas relaciones con otras comunidades virtuales, como los supremacistas blancos y los trolls. Analizaremos los métodos de expansión de esos grupos, que tejen una amplia telaraña de páginas web, blogs, foros, chats, grupos y cuentas en las redes sociales y revelaremos lo fácil que resulta que los jóvenes se tambaleen por los márgenes de esa telaraña, que se vean atrapados y por fin atraídos al centro con sutil eficacia».
Esther Soledad Esteban Castillo
