Crítica de “Conejo blanco, conejo rojo” con Loles León

Llega a Madrid el espectáculo que ha triunfado en las capitales teatrales más importantes del mundoConejo Blanco, Conejo Rojo (“White Rabbit, Red Rabbit”), del dramaturgo iraní Nassim Soleimanpour.  En México, por ejemplo, se ha convertido en un auténtico fenómeno que ya va por su sexto año ininterrumpido en cartelera.

Se trata de un audaz experimento teatral que nos recuerda el poder transgresor y transformador del teatro. El autor ha encontrado la manera de que su voz saliera de su país a pesar de que él no podía hacerlo: su negativa a hacer el servicio militar obligatorio en su país le supuso un arresto domiciliario que le permitió crear esta nueva forma de dramaturgia, en la que un actor/actriz diferente cada noche canaliza  la voz del autor en una experiencia única para todos los que forman parte de ella.

Hoy,  tras la pandemia, este testimonio de libertad y pertenencia cobra mayor fuerza y se convierte en un poderoso texto que nos “toca” a todos.  

La dinámica  es la siguiente:

 La/el intérprete recibe por mail una lista de instrucciones 48 horas antes de su función.

Antes de comenzar, sobre el escenario y frente al público, se le entrega el texto de la obra en un sobre cerrado.

Cada intérprete puede realizar el proyecto solo UNA VEZ y no debe haber visto antes la experiencia.

 CBCR es una invitación a que juntos, artista y público, transiten una experiencia única e irrepetible. ¿Te apuntas?

Créditos: La Teatrería Producciones

Dirección Artística: José Manuel López Velarde

Productor General: Oscar Carnicero

Enlace Cultural Internacional: Shoshana Polanco

Comunicación: Norma López

Administración: Fredi Verdugo

Marketing & Social Media: Krishna Castellanos, Berenice Ríos, Asael Gutiérrez, Fernanda Barrios y Miguel Nuño

Jefa de Prensa: Maria Diaz 

Produccion ejecutiva: Georgina Rey

INFORMACIÓN

Duración: 70 Minutos, sin descanso

Edad recomendada: mayores de 9 años

Horario: lunes, 20:00h

Crítica

En España cada día tenemos más variedad de espectáculos y de propuestas culturales de todo tipo para satisfacer a todos los públicos y sin duda al menos no dejarles indiferentes tanto para bien o para mal, bien sea con propuestas vanguardistas, éxitos de taquilla, clásicos o obras punteras que se salgan de la norma y marquen un antes y un después.

Aquí nos encontramos ante una función que va a romper todos los esquemas y que ya se ha representado en diversas ciudades del mundo de la mano de diferentes artistas. Subirse a un escenario siempre es un acto de valentía, un riesgo, una ofrenda de amor al público y a la profesión y ante todo un arte que desde siempre muestra al actor de la forma más natural posible.

Representar una obra sea del tipo que sea nunca es sencillo pero en esta ocasión ya se requiere una confianza extrema, seguridad, valentía, coraje y a la vez muchas ganas de sorprender y dejarse sorprender, ganas de divertirse, vitalidad, ingenio y mucha rapidez y agilidad mental y también física, por lo que no todo el mundo está preparado para este reto ni sirven todos los actores debido al registro que exige la obra.

Nadie sabe que es lo que va a suceder, sabes cuando entras pero no cuando te irás y tampoco lo que te va a deparar la noche pero hay que tener en cuenta que son ocasiones únicas que no volverán a repetirse ni a darse de la misma forma y en ello está la magia y la pureza del espectáculo, dibujándose ante nuestros ojos y dándole forma en equipo en una comunión entre el público y el artista, en este caso a merced de sus espectadores y donde la cuarta pared puede llegar a romperse y quizás para no volver a restaurarse.

La maestra de ceremonias y protagonista en esta ocasión fue Loles León, que dio lo mejor de sí misma y nos dejó una de las actuaciones más divertidas y especiales que podemos recordar y seguro de las más únicas y diferentes de su carrera. Junto a ella fuimos descubriendo la historia creada por Nassim donde elementos como conejos, osos, misterios, veneno, atrevimiento y hasta crítica social fueron mezclándose de formas inimaginables que no podéis imaginar pero que nos dejaron una gran lección teatral en una obra que tampoco puede definirse como una obra de teatro al uso pero donde Loles dio lo mejor de sí misma durante dos horas y media sin parar junto a la ayuda de varios invitados espontáneos del grupo y las ganas de una audiencia que estaba ansiosa de cazar a estos conejos blancos y rojos.

Espontánea, un todoterreno como ya conocemos, atrevida, sin pelos en la lengua, enérgica como nunca y llena de simpatía dio de nuevo el pistoletazo de salida a este ciclo de funciones que irán sucediéndose todos los lunes y a las que os recomiendo asistir ya que si sois amantes del teatro os encantará poder ver algo diferente y si por otra parte no sois muy asiduos, es la ocasión perfecta para volver a aficionaros y creer en este arte.

Esther Soledad Esteban Castillo

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