Entrevista a Karina Moscol por “Agua”

Hoy os traigo mi encuentro con Karina Moscol, y aprovechando sus últimas apariciones en el Teatro Español por el aniversario de Jacinto Benavente con lecturas dramatizadas, además de su participación en la película Agua, he podido acercarme un poco más a su trayectoria y a su forma de ver el cine y el arte en general. A continuación os dejo el encuentro para que podáis adentraros también en su mundo:

1) ¿Cómo podrías describirte a ti misma personalmente y como actriz?

Como actriz me gustan los retos, esos en los que siempre salen nuestros “superpoderes”, que los tenemos todos y aparecen en momentos donde te encuentras en “peligro” ante lo desconocido.

Soy metódica y, a veces, diría yo, un pelín autoexigente, pero me gusta jugar y crear desde ahí; y lo mismo hacerlo con mis compañer@s, ya sea en un plató de rodaje o en el escenario.

Personalmente soy un poco hiperactiva. Me encanta aprender de todo, y eso me lleva a crear proyectos, a escribir, a viajar, a estar leyendo un libro y ya tener el siguiente en mi mesilla de noche (me encanta leer poesía). Todo esto me lleva a asociarme con gente que está en las mismas, con ese fuego dentro por exprimir la vida, sea en lo profesional como en lo personal.

Mi familia es mi tesoro y mis amig@s también lo son, porque son mi familia elegida.

En resumen: soy una disfrutona al máximo de los pequeños momentos, jajaja.

2) ¿Cómo podrías describirnos la experiencia de trabajar en España y la experiencia de hacerlo en Perú con las diferencias entre ambos países?

Llevo muchos años viviendo en España. Podría decir que mi carrera profesional la he desarrollado más aquí que en Perú, básicamente por el tiempo, ya que llegué muy joven.

En Perú estudié en la Escuela Superior de Arte Dramático de Trujillo VRN – ESADT, y creo que fue el sitio donde salí formada para todo lo que podría venir, y no solo en lo profesional sino también en lo personal.

Era una formación integral: no solo salías como actriz/actor trabajando un texto al máximo, creando personajes con un método, etc., sino también sabiendo cómo autogestionarte como artista, desde montar una obra o proyecto pasando por todos los departamentos necesarios para ello —dirección, técnicos y producción, etc.—. Salíamos con esas armas porque la necesidad de crear en países donde dedicarse al arte es un lujo te hace tirar de todo lo que puedas, y no solo de tu talento o buen hacer.

La diferencia con España, aunque cada sitio tiene sus pros y sus contras, no es tanta. Yo diría que no la hay entre las personas que nos dedicamos a esto y hemos decidido hacer de nuestra pasión una forma de vida: los miedos, las inseguridades, la frustración, los “por fin lo conseguí” o “madre mía cómo cuesta esto pero seguiría haciéndolo una y otra vez”, los muchos “no” y los maravillosos “sí”… son iguales aquí y al otro lado del Atlántico.

La gran diferencia está en las leyes existentes o incipientes que protegen a los creadores/as, productores/as, distribuidores, etc.; en las ayudas e incentivos fiscales de cada país. Ahí sí está muy marcada la diferencia, y en eso tenemos que seguir trabajando para poder crear un engranaje cultural sólido en el que tod@s podamos vivir dignamente de nuestro trabajo.

3) ¿Cómo has vivido la experiencia de «Agua» y qué es lo más especial que te llevas del proyecto?

Esta película del director Vicente Pérez Herrero fue rodada en distintas etapas, lugares y años, y en una de ellas me sumé al proyecto con todas las ganas.

Trabajar con Vicente es muy especial. Creo que por encima de todo está la confianza en él, en su forma de crear, en su mirada, incluso en lo que hará después de haber rodado (que nunca lo sabrás hasta verlo en la gran pantalla). Eso te lleva a soltar, a dejar de intentar controlar y confiar ciegamente, porque sabes que más que un “trabajo” hay una apuesta mutua creando, un respeto por el otro y por su aportación.

4) ¿Hay algún registro o algún tipo de papel que te gustase interpretar y tengas pendiente?

Muchos. Aunque repitiera un tipo de personaje que ya he hecho, jamás sería el mismo. Cada creación es única y ese, creo, es el enganche de esta profesión —por lo menos para mí—: ese “ser muchos y muchas” en una sola vida.

Me gustaría poder acceder a todo tipo de papeles y no solo representar personajes estereotipados que a veces no tienen sustancia, ni profundidad, ni recorrido en las tramas. Estos son los que más me han llegado por mis características raciales, y he intentado sacarles algo más, darles una vuelta para humanizarlos y que no se queden en meros clichés.

Creo que estamos en un momento en el que, gracias a las plataformas audiovisuales, se están abriendo más posibilidades para integrar en la ficción a actores y actrices de distintas nacionalidades. Y eso es estupendo porque rompe barreras y va creando referentes que, bien expuestos, también ayudan a cambiar la mirada del espectador hacia el otro que se encuentra en la calle en su día a día, contribuyendo a una sociedad más tolerante y empática.

5) ¿Tienes algún referente artístico que nos quieras comentar?

En alguna otra entrevista comenté sobre ellas y la verdad es que son dos mujeres-artistas que llevo muy presentes.

Yma Súmac, mi artista peruana por excelencia, la única en tener una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood y la primera artista latina en actuar en una obra en Broadway. Cantante soprano, actriz y compositora autodidacta que llegó a lo más alto a nivel mundial conquistando con su voz allá donde se presentaba en los años 50.

Sophia Loren, mi favorita. Su historia personal y su trayectoria profesional son de admirar. He visto muchas de sus películas, he leído libros sobre ella, la sigo en entrevistas… me parece una mujer coherente y comprometida con su arte. Uno de mis sueños es llegar a conocerla personalmente.

Ambas hicieron de su diferencia su poder, su arma con la que luchar para encontrar su lugar en lo artístico, y lo encontraron en lo más alto. No solo por el talento que poseían, sino también por esa fortaleza y esa garra ante los obstáculos. Vamos, mujeres-artistas con mucho poderío, como pocas.

6) ¿Cuál es la banda sonora de tu vida?

Esto va a ser difícil. Me encanta escuchar todo tipo de música y todo el día. Según mi estado de ánimo varía; creo personajes a través de ella y les hago carpetas con sus bandas sonoras en cada proyecto. La música para mí es oxígeno para mi alma, lo mismo que la poesía.

Por ejemplo: la banda sonora de Midnight in Paris de Woody Allen, la de Pequeñas mentiras sin importancia, o incluso la del Joker… según cómo tenga el día, jajaja.

7) ¿Qué retos y sueños te gustaría ver cumplidos este 2023?

Me gustaría trabajar en series o películas internacionales rodadas aquí o en cualquier parte del mundo, en otros idiomas, en italiano o en inglés, por ejemplo. Y, cómo no, tener joyitas de personajes para devorármelos y que ellos me devoren a mí… jajaja.

8) ¿Hay alguna otra profesión a la que te hubiese gustado dedicarte?

Siempre lo digo: si no fuese actriz, sería actor… jajaja. Y es verdad. Pero bromas aparte, creo que estaría en cualquier parte del engranaje relacionado con el arte y la cultura. Eso no lo dudo. Mira que no es fácil, pero ahí estaría… ya te he dicho que me gustan los retos, ¿no?

9) ¿Algo más por aportar o añadir a la entrevista?

Animar a los lectores y lectoras a que llenen las salas de cine, los teatros, los museos, las salas de conciertos, que vacíen las librerías… En definitiva, que sigan consumiendo arte como quieran y cuando quieran, pero que consuman y disfruten del viaje.

Esther Soledad Esteban Castillo, Madrid

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