
Oda a la oscuridad, de la escritora, periodista y fotógrafa noruega Sigri Sandberg. Un ensayo poético que explora nuestra relación íntima con la oscuridad: por qué nos asusta, por qué la necesitamos y por qué la luz artificial, siempre presente, perjudica nuestro bienestar.
«Mira una imagen de satélite de la Tierra. Donde antes estaba oscuro como la noche, ahora está iluminado como un árbol de Navidad. Si te acercas a una ciudad, verás focos, luces de neón, luces de coches y farolas. Si te acercas aún más, a tu propia habitación, podrás ver lámparas y pantallas de televisión, tabletas y teléfonos».
A LA VENTA: 3-10-22
El ser humano siempre ha luchado contra la oscuridad, pero ¿no hay suficiente luz ahora? ¿Qué nos hace toda esta luz artificial a nosotros y a todo lo que vive? ¿Qué le hace a nuestros patrones de sueño, a nuestros ritmos y a nuestros cuerpos?
Desde que tiene uso de razón, Sigri Sandberg ha tenido miedo a la oscuridad. Sin embargo, en nuestras ciudades permanentemente iluminadas por farolas, pantallas, coches, fábricas y carteles, ¿podemos decir que la conocemos? ¿Qué significado cultural, histórico, psicológico y científico tiene?
Poniendo a prueba los límites de su propio miedo, Sigri se embarca en un viaje de cinco días a Finse: un lugar de poco más de 300 habitantes a 1222 metros de altura, donde reinan la noche y las estrellas, con una temperatura media siempre bajo cero, paso obligado de todos los grandes héroes polares de la historia.
Sigri se lleva en su viaje el libro Una mujer en la noche polar de Christiane Ritter, que en 1934 se fue a vivir con su marido a las islas Svalbard. Las palabras de Christiane le servirán de inspiración y fuente de valor, de bálsamo y compañía, y le ayudarán no sólo a superar sus propios miedos, sino a reencontrarse consigo misma.
Oda a la oscuridad es un libro poético dedicado a los amantes del Norte profundo, y es también la historia de dos mujeres, de dos viajes, de un tesoro demasiado precioso para ser olvidado.
«En la alta montaña de Finse aún hay oscuridad y estrellas. En esta época, la más oscura del año, está precioso. Quiero ir. Buscar la oscuridad natural, el conocimiento y el cielo nocturno (y ver cuánto tiempo me atrevo a quedarme). Porque la paradoja es que me asusta tanto que haya demasiada luz como que haya demasiada oscuridad. Y ese miedo a la oscuridad lo consume todo, al menos cuando estoy completamente sola. Ninguna carretera conduce hasta Finse. Me compraré un billete de tren».
Esther Soledad Esteban Castillo
