Entrevista a Mägui Mira por “La fuerza del cariño”

Mägui Mira en entrevista

En esta ocasión he podido reunirme con Mägui Mira para hacer un repaso de sus obras más recientes y lo vivido el último año con sus estrenos y la situación que estamos atravesando. Una oportunidad perfecta para conocer cómo está viviendo esta etapa y acercarnos un poco más a ella.

Mira se considera una persona afortunada a pesar del contexto actual: tiene la suerte de poder seguir trabajando en plena pandemia, ha levantado dos montajes y una feria y ahora se encuentra en plena actividad preparando otro proyecto futuro. Todo un privilegio, confiesa.

Otra de las grandes noticias que ha recibido recientemente ha sido su nominación por la Academia de Cine de Valencia a Mejor Actriz de Reparto por Un mundo normal. Explica que está muy activa y con mucho trabajo, pero al mismo tiempo siente tristeza y preocupación al ver el desastre social que vivimos. Comenta que no podemos morir de Covid, pero tampoco podemos morir de hambre; que España atraviesa una situación muy delicada y que la justicia social brilla por su ausencia en el discurso político, sea del color que sea.

Respecto a La fuerza del cariño, la compañía ha pasado varias semanas en Barcelona, finalizando justo antes del cierre sanitario. La obra está siendo, según describe, una especie de “guerrilla y resistencia” al virus y a la situación social. “Hay que alimentarse, no solo esconderse”, afirma. Cree que para sostener el teatro hoy hace falta coraje y riesgo.

También reflexiona sobre la pobreza súbita que está viviendo el país: personas que un martes viven con normalidad y el jueves ya no tienen recursos para seguir adelante. La cultura, insiste, es un alimento imprescindible para el alma y debería considerarse esencial. Critica que personas que pueden usar transporte público a diario no puedan desplazarse para acudir al teatro, pese a que los teatros han demostrado ser espacios seguros. “Ningún lugar lo es. Vivir es resolver”, sentencia.

Apela a la responsabilidad individual, a sostener estos “ritos maravillosos” que son los espectáculos y valora el esfuerzo tanto de los profesionales como del público. Reconoce que existe una complicidad muy especial entre quienes están en el escenario y quienes se sientan en la sala, una energía que tiene mucho que ver con La fuerza del cariño.

Actualmente también podemos verla al frente de Los Mojigatos en el Teatro Bellas Artes. Mira afirma con rotundidad que “sin sexo no se puede vivir”, y defiende la importancia de mantenerlo vivo, sano y sin violencia, como una forma de comunicación pura basada en la igualdad y el respeto. Todo ello se refleja, dice, en una comedia con gran participación del público.

Sobre actuar en sus propias obras, lo compara con imaginar que una directora de orquesta no sabe tocar un instrumento: algo impensable. Para ella, en las artes escénicas no basta con la teoría, son fundamentales las vivencias emocionales, haber transitado los procesos. Haber sido actriz y directora le permite comunicarse mejor y empatizar con el elenco de una manera más real.

Aun así, cuando dirige no quiere actuar. Aunque a veces se lo han propuesto, siente que su energía debe estar por completo en levantar ese texto que, de otra forma, seguiría en un cajón. Necesita estar fuera para ver, guiar y sostener. Explica que la dirección requiere un tipo de presencia distinta.

Describe el arte escénico como la suma de muchos creadores: lectura, puesta en escena, reparto, vestuario, diseño… Cada detalle cuenta. Su responsabilidad es formar un equipo artístico sólido que convierta el texto en algo vivo y tangible.

Otro gran recuerdo reciente ha sido Penélope, presentada en el Festival de Mérida, un privilegio que espera poder retomar en el futuro, con un reparto encabezado por Belén Rueda y María Galiana, entre otras.

Sobre Un mundo normal, recuerda un rodaje muy especial y un trabajo en profunda sintonía con el equipo. Comparte un momento particularmente emotivo: una secuencia rodada en el cementerio de Valencia donde, por casualidad, se encontró frente al nicho de su padre. Fue un instante que la conmovió profundamente y que define como una prueba de que “la vida rima”.

Actualmente se encuentra preparando un nuevo proyecto, aún con el texto en la mano. Mientras tanto, recomienda asistir a Los Mojigatos y reflexiona sobre la importancia de administrar el tiempo: ahora somos más conscientes de su valor y de cómo invertirlo.

Para cerrar, comparte un rincón especial de Madrid: el Jardín Botánico, especialmente en esta época del año. Le parece un lugar lleno de paz y belleza. En Valencia, su tierra, recomienda las dunas de El Saler, donde el mar, la arena y los pinos retorcidos crean un paisaje inolvidable.

Una conversación preciosa, profunda y enriquecedora. Esperamos seguir disfrutando de sus proyectos y reunirnos pronto para celebrar nuevas historias y, ante todo, la vida.

Esther Soledad Esteban Castillo, Madrid

Deja un comentario