
INTRODUCCIÓN
“Una víctima seduce, provoca. Una víctima aguarda el momento, toda una vida, atrae despacio a su asesino”. Esta es la confesión de un hombre que se presenta como el admirador desmesurado de un criminal. Un relato que navega de manera visceral, poética e incluso evangélica a través de los acontecimientos que llevaron a este asesino a convertirse en una figura temida por el mundo y venerada por nuestro narrador. Jaime Lorente interpreta el celebrado monólogo del dramaturgo y cineasta argentino Santiago Loza.
FICHA ARTÍSTICA Y TÉCNICA
Texto
Santiago Loza
Dirección
Alberto Sabina
Intérprete
Jaime Lorente
Diseño de iluminación
David Picazo
Diseño de sonido
Ruben Berraquero
Producción
Jaime Lorente
Fotografía e idea cartel
Alba Pino
Fotografía de escena
Pascual Laborda
Dirección artística
Antonio Mateos
Diseño gráfico
Patricia Portela
Agradecimientos
Navel Art, Blanca Escobar, Jordi Buxó y la familia Kamikaze
Una producción de Jaime Lorente con la colaboración de Buxman Producciones
Crítica
Jaime Lorente vuelve a las tablas con un proyecto personal donde se desnuda en cuerpo y alma en el escenario para dar paso a una obra compleja, oscura y muy poderosa a la par que incómoda, recomendada para todo aquel que disfrute de un texto con garra y que es en sí puro teatro.
Un monólogo donde nos acercamos a la mente del asesino, para descubrir cuáles son los motivos que llevan a una persona a matar y como se siente respecto a ello y el impacto que produce en su vida y en la del resto.
En este caso, vemos la vida de un asesino y su desarrollo bajo los ojos de un admirador, porque aunque pueda parecer inusual o increíble, siente admiración por la muerte y la forma de asesinar y acabar con la vida de sus víctimas del asesino que mencionan, pasando en una montaña rusa y terminando con su declive y correspondiente castigo.
Jaime se quita la camisa y saca las entrañas y se las regala al espectador, atraviesa con sus palabras y su crudeza, muestra un lado desconocido del ser humano oculto pero real y más común de lo que pensamos, con una representación de situaciones muy duras y con unos cambios de registro muy convincentes como sorprendentes, en una unión de espectador y ejecutor que hace del monólogo toda una experiencia.
Una sola silla, un juego de luces de David Picazo que es el compañero perfecto de Jaime junto al sonido de Rubén Berraquero y las palabras de Santiago Loza junto a la dirección de Alberto Sabina en una oscura historia perfecta para estos tiempos de incertidumbre que os hará evadiros en un ambiente lleno de seguridad en el teatro Kamikaze y que ante todo os sorprenderá en uno de los papeles con más sentimiento y verdad de Jaime Lorente en un salto al vacío escénico donde el público arropará esta historia de soledad y frialdad convertida en un verso maldito de peligrosa admiración.
Esther Soledad Esteban Castillo, Madrid
