Especial entrevistas feministas – Entrevista a Natalie Pinot

Natalie Pinot - Entrevista feminista

El especial de entrevistas sigue con Natalie Pinot, que nos acerca su visión sobre el feminismo y repasa partes de su vida y carrera, además de compartir su forma de pensar y ver la vida. A continuación tenéis su biografía y, después, la entrevista.

Natalie Pinot nace en Vancouver (Canadá). Tras culminar sus estudios de bachillerato en Madrid estudia en la escuela de Cristina Rota. Completa su formación con profesionales como José Sanchis Sinisterra, Vicente Fuentes, Juan Mayorga (dramaturgia en la RESAD) y Fernando Piernas. Lleva impartiendo clases de interpretación desde 1999 en diferentes escuelas. En la actualidad imparte clases en La Central de Cine y en la escuela de Eduardo Recabarren.

Actriz de teatro, lleva más de veinte años sobre las tablas. Ha trabajado recientemente en Luces de Bohemia, dirigida por Alfredo Sanzol (Teatro María Guerrero) y está actualmente de gira con Desatadas, de Félix Sabroso; Fiesta, fiesta, fiesta, de Lucía Miranda; y La Valentía, de A. Sanzol. Ha destacado en títulos como La Sección (Teatro del Barrio), Tres, La mujer del monstruo, Louella Persons, El banquete o noche de borrachera filosófica, Lorca al vacío, Yo el heredero, El bateo, De Madrid a París, Pornografía barata con la compañía Animalario; Los dos caballeros de Verona y El chico de la última fila con UR Teatro; El rincón de la borracha y La parte de sol con Radio Rara. Ha trabajado con directores de la talla de Andrés Lima, Secun de la Rosa, Helena Pimenta, Salva Bolta, Francesco Saponaro o Quino Falero.

Ha participado en películas como En la ciudad sin límites, de Antonio Hernández; Días de fútbol, de David Serrano; Negociador, de Borja Cobeaga; El último traje, de Pablo Solarz; y La sexta alumna, de Benja de la Rosa. La hemos podido ver en varias series como Mujeres, de Félix Sabroso y Dunia Ayaso; La tira, Dos de mayo, La que se avecina, Capítulo cero o Paquita Salas. Más recientemente, en la serie Vergüenza, de Juan Cavestany y Álvaro Fernández Armero.

1_¿En qué momento decidiste dedicarte al mundo artístico? ¿Has tenido miedo en alguna ocasión o algún impedimento?

Decidí que quería ser actriz a los 17 años. Hicimos Cyrano de Bergerac (en el colegio, claro), y como éramos sobre todo chicas, me tocó hacer de Cyrano en la escena del balcón del tercer acto, que es bellísima. Además de pasármelo en grande, porque hacía varios personajes (todos hombres, por cierto), la escena del balcón me conmovió profundamente por su belleza y me sentí transportada al hacerla. Allí tuve la seguridad de que quería ser actriz.

2_¿Notaste que has tenido más dificultad que tus compañeros masculinos para progresar o alguna diferencia notable en algún proyecto o papel, o ha sido todo igualitario?

La verdad es que, en mi caso, no especialmente. Tenemos un enorme nivel de paro en nuestra profesión, independientemente del género que tengas. En muchos casos, solo acceder a poder hacer un casting es difícil. Tengo muchos amigos actores que tienen o han tenido enormes dificultades para trabajar tanto como las he podido tener yo.

También es cierto que en general hay más personajes masculinos, tanto en las obras de teatro, especialmente las clásicas, como en las series o películas, aunque eso está empezando a cambiar. Tenemos cada vez más autoras y directoras que cuentan las historias desde un punto de vista femenino.

3_¿Puedes destacarme algún personaje interpretado por alguna actriz, alguna película y alguna artista que te haya marcado en tu trayectoria?

La verdad es que me han marcado infinidad de películas, así como obras de teatro y artistas. Voy a citar solo algunas, porque podría escribir páginas y páginas; Les Enfants du Paradis, de Marcel Carné, es una de mis películas favoritas. Me encanta el cine clásico en general. Me fascina Simone Signoret, Ava Gardner me parece el glamour personificado, Bette Davis es una actriz fabulosa, adoro What Ever Happened to Baby Jane?, Jane Marken en Manèges me maravilla, Kristin Scott Thomas me encanta, Candela Peña y Ruth Gabriel me fascinan en Días contados, Cate Blanchett y Judi Dench en Notes on a Scandal

Modelos como la polifacética Agnès Jaoui, autora, directora, actriz y cantante, o Phoebe Waller-Bridge, creadora de la serie Fleabag, y un largo etcétera. Los artistas y directores masculinos también me sirven de inspiración, por cierto.

4_¿A lo largo de tu carrera has visto evolucionar en el arte el mundo feminista y el papel de la mujer? ¿Cómo valoras la evolución que ha tenido el papel de la mujer en su representación en todos los medios?

Veo una evolución positiva, aunque todavía echo de menos más diversidad en los medios de comunicación en cuanto a edades, físicos, personalidades, procedencias… En la tele, por ejemplo, tanto con las presentadoras y las periodistas (salvo en La Sexta) como en los anuncios.

En las series se empiezan a copiar las series independientes de otros países, en las que los castings se hacen en función de lo que se necesita para la historia que se está contando y no de otros parámetros como puede ser el “físico modelo” o el marketing, y eso para mí es un gran avance tanto social como artístico.

Por otra parte, como dije anteriormente, las cosas están cambiando y las mujeres empezamos a tener más espacio en general, y me alegro por ello. Creo que, en un mundo ideal, lo importante será la calidad artística de lo que se esté creando independientemente de los géneros; la pena es que la sociedad patriarcal se ha ido apoderando hasta ahora de la mayoría de las producciones artísticas.

5_¿Qué peticiones, causas o situaciones crees que deberían mejorarse o propondrías para mejorar respecto al papel de la mujer en la sociedad?

Para mí, lo fundamental es que se cambien leyes como la ley sobre delitos sexuales, que haya total igualdad en las condiciones laborales, incidir en la educación desde las escuelas y a nivel social, y que exista más apoyo y mejor protección para las mujeres maltratadas.

Y yo, personalmente —aunque este tema genera mucho debate—, legalizaría la prostitución.

6_¿Hay algún personaje en tu carrera al que crees que podrías elegir como causa para la lucha feminista?

Elijo el personaje de Carmen Polo, que interpreté en La Sección, de Jessica Belda y Ruth Sánchez, por el rechazo que provoca (jajaja). Es un personaje ideal para pensar: “¡Por favor, qué horror de modelo de mujer, qué daño nos ha hecho a todas, no quiero ser así en la vida, ni vivir de esa manera!”.

Nos enfrenta a los fantasmas de nuestro peor pasado, en el que la dictadura, mano a mano con la Iglesia, ejercían una absoluta represión sobre la mujer, que no tenía derecho a nada sin permiso del padre, marido o Estado y, encima, tenía que cargar con una culpa permanente solo por haber nacido mujer. Mujeres como Carmen Polo abanderaban y defendían a ultranza este arcaico orden social.

7_¿Qué mensaje le darías a todas aquellas mujeres que han podido tener alguna situación o complejidad a la hora de avanzar en su carrera o hayan sufrido algún contratiempo respecto a este problema?

Admiro a las que han dado la cara para denunciar situaciones de abuso, sobre todo cuando esa denuncia podía suponer un riesgo en su carrera o a nivel social y personal. Gracias a esas mujeres valientes nos hemos envalentonado muchas otras y la lucha feminista se ha vuelto a alzar con más fuerza que nunca.

Durante años se estuvo menospreciando como una causa menor, que estaba solucionada y de la que solo hablaban mujeres radicales que merecían ser marginadas socialmente. Así que les digo: “Gracias”.

8_¿Tienes alguna mujer como ejemplo fuera del mundo artístico, en el ámbito público y luego a nivel personal que nos quieras comentar?

Me gustaría hablar de Rigoberta Menchú, porque me parece una mujer extraordinaria por su lucha por los derechos de los pueblos indígenas y los derechos humanos en general.

A nivel personal, mi abuela materna siempre ha sido un ejemplo a seguir. Parisina en les années folles, en una posguerra que tuvo un momento de explosión de libertad para la mujer, fue más que fiel a su época. Estudió por su cuenta desde los 14 años porque quería ser independiente; trabajaba durante el día y estudiaba de noche para ser contable a la luz de un candil. Fue campeona de natación, tengo fotos de ella subida en una motocicleta, tenía muchos amigos hombres y, por supuesto, llevaba el pelo corto.

Se casó con 30 años, porque quería disfrutar de su libertad y tener hijos lo más tarde posible, y lo hizo con un vestido verde botella. Por supuesto, no se casó por la Iglesia.

9_¿A qué personaje del pasado rescatarías —del cine, teatro o alguna serie— y le cambiarías alguna parte de su historia?

Rescataría a Sarah Bernhardt (1844-1923), porque fue una mujer fantástica, para mí muy modélica también. Además de gran actriz, creó estilo, no solo con su forma de actuar; también fue construyendo su propia imagen con sus innovadoras puestas en escena.

Tenía un físico ingrato para la época y, sin embargo, se impuso hasta convertirse en un icono social. Fue una de las primeras actrices en girar internacionalmente, por Estados Unidos, Sudamérica, Europa y Rusia.

Profundamente independiente, llegó a ser empresaria y a tener su propio teatro, hizo lo que le dio la gana y más sin importarle el qué dirán. Fue escultora, aventurera, vivió todas las invenciones de la era industrial, como las primeras grabaciones sonoras o el cine; se subió en globo, hizo de Hamlet y de Napoleón II, entre otros.

En fin, podría seguir y seguir. Ha vivido una vida increíble que apenas se conoce, algo que me cuesta entender. Solo se recuerda su nombre. No cambiaría nada de su historia, la contaría entera; de hecho, estoy escribiendo una obra sobre ella.

10_¿Cuáles han sido los retos mayores a los que te has enfrentado en tu carrera pero has podido superar y quieras dejar como recuerdo?

Para mí, lo peor de mi trabajo es el “no trabajo”. Ahora este parón está siendo duro, porque no sé cuándo volverán a abrir los teatros y eso me resulta desolador. En este país, los artistas estamos siempre en la mayor precariedad.

11_¿Algún sueño cumplido también para destacar y alguno por cumplir?

Trabajar en el María Guerrero en Luces de Bohemia, que es un teatro que adoro, dirigida por Alfredo Sanzol, fue para mí un sueño.

Ahora tengo pendiente volver al mismo teatro a finales de mayo con El chico de la última fila, de Juan Mayorga, con dirección de Andrés Lima y con un pedazo de elenco; para mí, un regalazo. Pero ahora mismo todo queda en el aire por el confinamiento, espero que podamos representarla.

También me encantaría viajar a Sudamérica con La espuma de los días, de María Velasco, en otoño. ¡Ojalá!

12_¿Quieres lanzar algún mensaje al público y al mundo en general respecto a la lucha feminista para terminar esta entrevista?

Creo que esta es una lucha profunda y larga, que hay que seguir hasta cambiar las mentalidades del todo. No podemos dejar que, como tantas otras veces, nos dividan o nos dividamos entre nosotras por cuestiones secundarias dentro de la lucha, ni tampoco que vuelvan a manipularnos para hacernos sentir unas exageradas o unas pesadas en un mundo en el que “ya todos somos iguales”, cuando todavía queda mucho por hacer.

Esther Soledad Esteban Castillo, Madrid

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