Entrevista a Isra García por Mapmakers


Mapmakers - Isra García

Entrevista a Isra García: “Elegir, y no la oportunidad, define nuestro destino”

Mapmakers es el nuevo libro de Isra García, una invitación a cuestionar lo que no nos sirve y a dibujar un mapa propio para convertirnos en nuestra mejor versión. Hablamos con él sobre el proceso, el “dark side” y la filosofía que lo atraviesa.

—¿Cómo empezó la idea de convertir Mapmakers en libro?
Cuando Conecta (Penguin) leyó mi blog, pensaron que Mapmakers podía ser un libro. Yo tenía esa idea, pero no tan pronto: estaba terminando mi primer libro. Aun así, siguiendo mi filosofía —si algo merece la pena, hazlo en exceso— decidí escribir casi dos libros seguidos. Me daba miedo, pero también me excitaba. Muchas cosas ya estaban en mi cabeza; les di sentido y las plasmé.

—Era algo que ibas a hacer tarde o temprano…
Sin duda. No imaginé que tan pronto, pero me alegro de que haya sido así.

—¿Fue tan intensa como parece la etapa de escritura?
Mi primer libro lo hice en cuatro años: una locura. Mapmakers lo escribí en dos meses y medio. Aprendí de un gran error que me llevó a algo bueno. Como experiencia personal, ha sido muy positivo.

—¿Y para el tercero, cuál será el récord?
Tengo dos opciones ya. Desearía que no fuera en 2015, pero estoy cerca de firmar. La otra podría ser una segunda parte de Mapmakers. Al fin y al cabo, no hay un mapa…

—¿Qué fue lo más complejo de escribir?
Desnudarme. Poner en el mundo algo que llevas años respirando te hace vulnerable. Me aterrorizaba pensar: “¿Y si todo lo que he querido, pensado y hecho no funciona?”. Esa es tu amígdala saboteándote: el dark side. Decidí contarlo sin pelos en la lengua, de forma contundente, provocadora e insolente, revelando mi interior. Da miedo… pero es lo más realizador.

—¿Y lo más placentero?
Precisamente enfrentar ese dark side. Es donde más aprendes y creces. Un libro no es solo compartir con el lector; te hace crecer a ti. Me encantó incluir historias de otros mapmakers (no todas, o el libro sería solo eso) y sentir que ayudas a la gente a accionarse.

—No es exactamente “autoayuda”.
Es un libro de acción para personas que quieren elegir… y que después pase algo.

—¿Te cambiaste a ti mismo al escribirlo?
Sí: maduró y evolucionó a mejor. Es como asentar un lienzo, ordenarlo y exponerlo al juicio propio y ajeno. Hoy veo algo más grande de lo que imaginé cuando dije “Mapmakers” por primera vez. El libro es la libreta que reúne a los mapmakers.

—¿Recuerdas cuándo decidiste “ser mapmaker”?
Cuando entendí que no existe un mapa… y empecé a vivir así. Con 24 años colocaba conos en una máquina textil doce horas al día. Nunca hubiera imaginado dejar la fábrica, lograr entrar en una universidad en Manchester que me había denegado la admisión, viajar, irme a EE. UU. becado, emprender cinco negocios, crear eventos, dar conferencias… Todo ocurrió porque no había mapa. La vida es un borrador: nada es definitivo.

—Mucha gente no da el paso por miedo.
Debemos meternos en líos grandes. Crecemos en la incertidumbre, el desconcierto y la incomodidad. El miedo no es malo; depende del prisma. El libro propone cambiarlo con experiencias reales.

—A veces el “ruido” viene de fuera.
Sí. Mapmakers es tan grande como la gente que lo rodea, pero el primer camino se hace solo. Si no te crees a ti mismo, no provocarás cambio fuera. Cuando sabes quién eres y hacia dónde vas, las presiones externas pesan menos (no igual la de un jefe que la de tu madre… la de mi madre es sagrada, risas).

—¿Hay que hacerse amigo del dark side?
Estará ahí siempre. Siéntate a su lado, reconócelo, escúchalo y aprende sin dejar que te arrastre.

—¿Puede alguien “perdido” convertirse en mapmaker?
Todos lo somos en esencia. En algún momento arriesgaste, ayudaste, preguntaste donde no había respuesta obvia. Lo olvidamos, pero podemos volver. Se trata de ser consciente y dibujar tu mapa con entusiasmo, pasión y determinación.

—Y fallar…
Fallar es de mapmakers. Te permite intentar distinto, aprender y seguir. Con el éxito apenas aprendemos; con las fisuras, sí. Las crisis son tu oportunidad.

—Un instante inolvidable.
Cruzar la línea de ultramar con mi equipo. Siete personas dejaron todo para cuidarme 24/5 en Reino Unido. Tras tres días, lesionado, casi sin poder correr, la conversación de todos —llorando— antes de la meta fue inolvidable.

—Y uno que te gustaría vivir.
Volver a enamorarme como la primera vez. Que me sacuda la cabeza y el corazón igual.

—Muchas batallas hasta aquí…
La soledad me ha ayudado. Es sexy. Convivir con ella dispara el crecimiento y la conciencia. Vivo rodeado de gente, pero guardo espacios de soledad: me sostienen.

—Eres muy de Internet y redes. ¿Cómo las ves?
Descentralizan, abren caminos y conectan. Pero sin ventaja competitiva interna (tu historia), no sirven. Mal usadas, vuelven a lo unidireccional. Comprende el medio, trabájalo y apóyalo en algo que aporte. Y no hables de “marca personal” sin producto: la mejor se crea tras años de trabajo invisible.

—¿Qué cultura te alimenta?
Música: de Bennett y Sinatra a ópera, electrónica, jazz o bossa nova. Son estados de ánimo; cojo un poco de todo.

—Después de Mapmakers, ¿qué es la felicidad?
Vivir de manera que, cuando la muerte venga a por mí, me encuentre muy vivo. Así estoy ahora. Solo lo rompe que sufra la gente que amo.

—¿Algo más del libro?
Que dibujes tu mapa y disfrutes la aventura de sentir, vivir y trabajar… elegido por ti. Elegir —no la oportunidad— define nuestro destino.

Esther Soledad Esteban Castillo

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