Entrevista a Samantha Shannon por “La Era de los Huesos”

ENTREVISTA A SAMANTHA SHANNON


Samantha Shannon - La era de los huesos

Samantha Shannon visitó Madrid para presentar La era de los huesos, una auténtica revolución de la ciencia ficción que imagina una sociedad futura en la que existen clarividentes y el presente dista mucho del actual. Autora jovencísima y de ideas claras, Shannon ya prepara una larga saga —con adaptación cinematográfica en camino—. Si queréis descubrir los secretos del libro, no os perdáis esta entrevista.

—¿Cómo fue el nacimiento de esta obra?
Estaba trabajando en Covent Garden, en Londres. Caminando por el barrio me crucé con muchas tiendas que vendían bolas de cristal, cartas del tarot y libros sobre poderes sobrenaturales. De ahí surgió la idea de una sociedad de clarividentes. Luego añadí capas a la historia y la conecté con una idea previa: seres sobrenaturales que controlan Oxford.

—¿Te daba miedo lo paranormal?
No, no había tenido experiencias con fantasmas ni con la clarividencia. Quizá por eso me interesó tanto. No conocía un libro que abordara así el tema y quise explorarlo.

—La idea es novedosa. ¿Te documentaste mucho?
Sí, sobre todo para las siete órdenes de clarividentes, el sistema mágico del libro. Quería una tradición conectada con leyendas. Investigué la espiritualidad del siglo XIX, augurios y adivinación; comparé similitudes y dividí todo en siete grupos. Ahí es donde más me documenté.

—El libro se devora. ¿Fue complicado compaginarlo con los estudios?
Difícil y duro, pero disfruto tanto escribiendo que no lo vivía como trabajo. Empecé a escribir con trece años. Antes quería dedicarme a la robótica, pero soy más de letras.

—¿Cómo fue el proceso de escritura?
Fluyó cuando encontré la voz narradora. Me encantaba estar en su mente. Además disfruto creando mundos fantásticos: me lo pasé muy bien.

—El año 2059 resulta muy sugestivo.
Lo elegí porque son dos siglos después de 1859, fecha importante en el libro. Me divertía situarlo en el futuro con estética del pasado.

—Lo clásico y lo moderno conviven.
Exacto: hay gramófonos y medicina futurista. Crear esa estética fue un placer.

—Usas el mundo real como base.
Sí. Quería un mundo fantástico cimentado en el real. Están el Big Ben, Covent Garden… pero “desfamiliarizados”.

—También aparecen paralelismos, como la corrupción.
No es un vaticinio literal —no habrá una epidemia de clarividentes—, pero me interesaba mostrar cómo el pasado afecta al futuro. Me influyeron hechos actuales.

—Si te vieses en una situación real como la del libro…
Me daría mucho miedo (risas). Ojalá sería clarividente.

—La sociedad teme a quien es más fuerte.
Es algo histórico: caza de brujas, miedo a lo diferente. Ese miedo ancestral está en el libro.

—Ser diferente es mejor.
Estoy de acuerdo. Por eso Paige, la protagonista, tiene un don tan poderoso: es “la más diferente de los diferentes”.

—Si pudieras meterte en la mente de alguien…
De un político (risas), para saber qué piensan realmente.

—Sobre los personajes: ¿fue complicado construirlos? ¿Están inspirados en alguien?
No están basados en personas reales. Paige nació de su voz en primera persona. El custodio me acompañó en la cabeza seis años; los demás llegaron rápido. Me interesaba su historia previa y que cada uno se expresara de forma muy definida: por ejemplo, Jackson habla de forma muy florida.

—¿Con cuál te identificas más?
No con Paige, aunque compartimos cosas. Tal vez con Lisa, una amiga de Paige: su arte le permite conectar con el éter; yo uso la escritura para comprender el mundo.

—Y también para cambiarlo.
Ha sido maravilloso ver cómo el libro influye en lectores de distintas edades y culturas. Me siento afortunada.

—Has promocionado en muchos países.
Es un honor. Resulta sorprendente ver el esfuerzo de editores y lectores, las traducciones, la jerga trasladada… Australia, Rumanía, España… fantástico.

—¿Alguna anécdota?
En Australia insistí a mi editor para ver animales y me llevó a un safari: canguros, koalas… Me hizo muy feliz.

—¿Sabrán más de los secundarios en los siguientes libros?
Sí, sobre todo de los “siete sellos”, la banda de Paige. El segundo se centra en el sindicato de clarividentes y en el pasado de Paige, del grupo y de su jefe. (En inglés se publica en octubre).

—Plantearse una saga extensa debe de ser un reto.
Tengo la estructura general, pero dejo margen. A veces escribes algo y no funciona, o los personajes “no obedecen”. Quiero conservar la diversión y la maniobra. Cuando termine el último libro tendré treinta años y habré cambiado.

—Los personajes, contigo.
Cuando empecé, Paige tenía mi edad. Madurará naturalmente.

—¿Alguna otra idea fuera de la saga?
Tengo tres ideas, pero quiero centrarme para no hacer esperar demasiado entre entregas.

—¿La parte más difícil de escribir?
Una escena en la que Paige vive algo muy duro con su amigo Nick: hay una transformación emocional intensa. También me costó el final: suelo reescribirlos varias veces para dejar la puerta abierta al siguiente.

—¿Cómo estás viviendo el éxito?
Emocionada. Me encanta que la gente lea el libro, se reúna y lo comente. Es social y conecta a las personas.

—¿Qué importancia tienen las traducciones?
Mucha, y depende del traductor. La española me hizo muchas preguntas; yo hablaba español y pude ayudar un poco. También mantuve contacto con los traductores holandés, sueco y hebreo. A veces no te contactan y angustia, pero confío en su trabajo.

—Con tantos idiomas, difícil controlarlo todo.
Sí. Es como dejar a tu “hijo” en otras manos (risas). Incluso con el cine sientes esa inquietud, pero todos han sido respetuosos.

—Sobre la adaptación cinematográfica.
La idea me entusiasma. Vendí los derechos a The Imaginarium (de Andy Serkis, Gollum en El Señor de los Anillos), expertos en efectos visuales. Se ha sumado Fox. Tengo derechos de consulta y estaré involucrada. Sé que no será igual que el libro, pero podré velar por elementos esenciales.

—¿Quieres estar presente en el proceso?
Sí, y lo estaré (risas). Especialmente en el casting.

—¿Alguna petición?
Benedict Cumberbatch sería ideal para Jackson.

—¿Harías un cameo?
Me encantaría aparecer de fondo, sin hablar (no soy actriz).

—¿Tu parte favorita del libro?
Cuando Paige viaja al oniraje de las mariposas. Describir esa belleza peligrosa me fascinó.

—¿Qué dones serían útiles hoy?
Los onirámabulos tienen un don poderoso, pero yo elegiría ser biblio-mántica: conectar con el éter a través de los libros.

—¿Te cambió personalmente escribir estos temas?
Pensé mucho en la libertad: quién la disfruta, cómo se gana o se pierde. Lo más bonito es que el libro evoca cuestiones en los lectores que yo ni imaginé. Cada obra conecta de forma individual.

—Si Paige se sentara con nosotras…
No sabría qué preguntarle; la conozco demasiado bien. Me interesaría ver su reacción ante nuestro mundo, tan distinto al distópico que la define.

—¿Siempre te atrajeron los géneros fantásticos?
Sí. Me gusta apartarme de la realidad y viajar a otros mundos. Como escritora, te da una libertad que otros géneros no permiten.

—También ocurre en cine y televisión.
Claro. Al adaptar el libro habrá gran potencial visual; la técnica permite crear mundos habitables.

—Que acaban formando parte de nuestra vida.
Ahí están El Señor de los Anillos o Juego de tronos: seguidores expertos que lo saben todo. Implican y atraen por el detalle.

—Y terminan en nuestro día a día.
Como dice Dumbledore a Harry: “Que esté en tu cabeza no significa que no sea real”. Así me siento con los libros.

—¿Tus referentes literarios?
El cuento de la criada es mi favorito: un mundo inmediato y verosímil, lleno de detalles y, por eso, inquietante. También Dickens y las hermanas Brontë. Estudié Literatura Inglesa y bebí de muchos periodos; el segundo libro está lleno de referencias del XVIII.

—Un viaje histórico… y al futuro.
Exacto: tomo fragmentos literarios y los inserto en un mundo desconocido para el lector.

—¿Algún reto más?
Con la saga tengo suficiente (risas). Quiero vender en más países, difundir la historia y visitar a los lectores.

—Las redes ayudan.
Sí. Estoy mucho en Twitter y en mi blog. Lo abrí para inspirar a futuros escritores: hablo del mundo editorial, de la publicación, doy consejos y respondo dudas.

—¿Un consejo para jóvenes escritores?
Cada autor es distinto y publicar depende también de la suerte y del momento. Lo importante es no rendirse al primer fracaso. A los quince escribí una novela entera que nunca publiqué: fue aprendizaje, no pérdida de tiempo.

—¿Mayor placer y mayor desafío al escribir esta novela?
Comprobar que el mundo que creé “funciona”. La fantasía tiene muchos elementos: hubo un momento en que todo cobró coherencia y me emocioné. Ahora me ilusiona seguir explorándolo en los próximos libros.


Samantha Shannon en Madrid

Esther Soledad Esteban Castillo, Madrid

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