Entrevista a Marcelo Piñeyro por “Ismael”

ENTREVISTA A… MARCELO PIÑEYRO

Marcelo Piñeyro

Nos reunimos con el director de esta gran película, Ismael, un filme que nos toca el corazón, nos lo rasga y nos hace reflexionar.

Una estupenda dirección que ha sacado lo mejor de estos grandes actores, que ha sabido transmitir correctamente esta gran historia y que se ha ganado un hueco entre nuestras películas favoritas del año.

Si queréis conocer qué nos contó el maestro, como siempre, lo encontraréis en Lunas Pasajeras.

-La película es espectacular y la música es mágica y especial, ¿en qué momento escogiste a Javier Limón?

Era la primera vez que hacía música para cine, pero le conocía como productor musical y teníamos algunos amigos en común. Siempre me había interesado que encarara la música desde otro lado, y lo que hizo con Calamaro es que lo reinventó. Tenía muchas ganas de trabajar con él.

Javier se entusiasmó en el acto, es un entusiasta. Enseguida quedamos en seguir adelante y me pidió, antes de rodar, seguir el ritmo y la onda especial de la película. No quería una cosa pequeña ni de cámara, y cuando acabó el rodaje y ya teniendo las imágenes, con toda la emoción encontrada, le enseñé algunos ejemplos de violinistas gitanos haciendo un vals y entendió que el leitmotiv pasaba por ahí: que el vals es el viaje de Ismael, viaja con ilusión y tiene que encontrar su espíritu, y eso debía reflejar la música, junto a otros motivos y cuestiones.

La primera vez que se escucha es cuando se ven los vídeos y sabemos por qué se llama Ismael, y con la carta final. Me pareció que captaba lo que necesitábamos para contar esta historia, como las notas sueltas cuando Ismael hace fotos o el primer encuentro… Una melodía que no acaba de armar pero señala. Es un trabajo de gran exquisitez y economía. Yo no quería exhibicionismo, tener lo justo, y lo logró. Es un músico de cine excepcional.

-Es muy curiosa la historia triste y graciosa a la vez de Belén Rueda y Sergi López, ¿por qué meter esta relación en otro melodrama?

Los personajes fueron apareciendo y determinando. No hay una historia central, todas lo son, aunque algunas tienen más tiempo en pantalla que otras. Cada personaje lo tratábamos individualmente y cada uno tenía que completar su arco. Nora tenía que descubrir cómo encontrar un vínculo con su hijo, y uno puede imaginarse cómo eran sus relaciones con los hombres hasta ese momento, donde ella era muy determinante. Uno puede imaginar que si Jordi llega unos días antes a su restaurante, Nora le hubiese dicho que no había mesa.

Uno ve cómo va dando todo la vuelta y cómo al principio casi ni lo mira, cómo traspasa la relación y cómo se asemeja a la adolescencia, y con ese encuentro en el piano se logra una gran admiración, completando el círculo. Poco a poco se va implicando el personaje de Jordi y vemos cómo está escondido, pero se descubre que está muerto de miedo al final en la conversación del piano. Estábamos en un punto en el guion vinculando. Cuando empezamos a jugar, terminamos de encontrar el tono a los dos personajes, y Sergi y Belén hicieron brillar con gran solidez el guion.

Actores Ismael Reyes Magos

-¿Qué crees que puede aportar Ismael al espectador?

Estoy convencido de que existen los espectadores y no el espectador: cada uno encontrará cosas diferentes. Es una película abierta, sin una lectura unívoca. Algunas tienen un acercamiento posible. Soy el peor para analizar lo que hago, pero Ismael permite muchos modos de acercarte a ella. Aún la ha visto poca gente, pero las exhibiciones que ha habido con público real muestran que es muy distinto cómo la ve alguien de veinte años que alguien de cincuenta: ven dos películas distintas, pero absolutamente válidas.

Sé lo que intenté hacer, pero veremos quién lo ve. Reflexiona sobre diferentes modos de amar en distintas edades y vínculos. Me emociona cómo el personaje de Mario descubre un amor que desconocía con ese chico que al principio no sabía manejar y que se va desarrollando. También habla de nuevas confrontaciones familiares. El hombre necesita un refugio y acierto, no se necesitan soluciones, sino que se generan nuevos problemas. Es importante reconocer que dañamos a los que más amamos, no por mal sino por bien. Esos abismos infranqueables son suma de varios malentendidos. Deseo que al espectador le toque alguna fibra y le ayude a repensar cómo a veces reiteramos los errores.

-¿Se ha propuesto alternar España con Argentina?

No, las películas se van dando. No tengo intención de “captar” España, pero hay un punto de esta historia que podría suceder en cualquier sitio. Es muy importante trabajar la identidad y que fuese reconocible. Además, siento que aunque en muchas cuestiones como las raciales o de inmigración se piense que no están resueltas, creo que España tiene una situación “post”. En esas capas de sentido que conforman una película, está ahí, y los vínculos tienen que ver con esto. Es un tema que conforma la obra y sin el que sería distinta. Todo está en la película y tiene que ver con lo que me atraía en el período que pasé en Barcelona.

-¿Cuál ha sido la relación más difícil de reflejar en pantalla?

A la que teníamos más miedo de que se entendiera en pantalla era al personaje de Juan Diego Botto, y de que no cayera en un personaje quejica. Juan Diego le dio una dimensión humana impresionante y uno lo comprende. Además, todo transcurre en veinticuatro horas, y sería distinto si ocurriera en dos meses. Juan Diego resolvió una de las cosas más difíciles.

-La película es muy teatral y con los actores muy contenidos, algo muy difícil. ¿Cómo fueron los ensayos previos y cómo influyeron?

Fueron importantes: seis o siete semanas de trabajo muy intenso. Como contaba Belén, trabajamos más situaciones previas que el guion en sí. Me gusta trabajar la situación de todo lo aledaño para llegar bien y no queríamos que se contara esa historia, ya que pasó pero debía entenderse sin palabras. En los ensayos encontramos el tono y creamos la circunstancia. Se improvisaron y verbalizaron para discutirlo, para que estuvieran debajo de las escenas, y así con todos. Los personajes hablan mucho pero no dicen lo que les pasa; es más un ruido que una explicación. Los diálogos, como en la vida, no dicen todo.

Mikel Iglesias, Marcelo Piñeyro, Ismael premiere

Esther Soledad Esteban Castillo, Madrid

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